«Una presencia extraña no me dejaba estar tranquila en mi casa»

«Aunque estaba sola, sentía que algo pasaba detrás de mí. No lograba ver lo que era, sin embargo, no conseguía quitarme de encima esa sensación continua de que algo me seguía. Me inquietaba mucho no saber a qué me enfrentaba, sobre todo porque eso me acarreó más problemas: no podía dormir, no estaba en paz en mi propia casa y, sobre todo, no tenía motivación, ni siquiera mi propia hija era un estímulo para salir adelante. Nadie sabía que, cuando estaba sola, me ponía a llorar.
Este tormento inexplicable comenzó después de que el padre de mi hija me abandonó. Eso me causó mucha decepción. No tenía recursos para solventar los gastos básicos ni un alimento digno para mi niña. Aunque pensé en quitarme la vida, lo que realmente me torturaba era creer que fui abandonada porque no servía como mujer. Acordarme de él me generó mucho odio, llegué a desearle la muerte y al extremo de pensar que, si un día lo veía, sería capaz de hacerle algo. Me molestaba pensar que él podía sentarse tranquilo en una mesa y comer a diestra y siniestra, mientras mi hija padecía hambre.
Conocí la Universal por mi mamá, ella me dijo que me diera una oportunidad, pues qué más podría perder, fue así que comencé a acudir a la reunión de Viernes de Liberación Espiritual; aunque no fue fácil, pues a pesar de todo lo malo que traía en mi interior, no quería ceder y me ponía renuente. Pero un día entendí que eso me alejaba de Dios y que sin Él no podía hacer nada. Eso me quedó bien grabado, no lograba conquistar ni avanzar porque no estaba cerca de Él.
Fue un proceso largo, pero me fui librando de ese mal. Cuando me decidí a hacer una alianza con Dios, la tortura se terminó y tuve tranquilidad. Más adelante, avancé económicamente. Él abrió mi visión de volverme mi propia jefa. Seguí progresando hasta que logré abrir mi recaudería y adquirir un auto. De no tener ni una cama para dormir, pasé a tener una vida digna» – Areli Pablo Matías
Viernes de Liberación Espiritual
No existe otra manera para mantenerse protegido, la única opción es estar bajo el cuidado y protección de Dios. Quienes no tienen la armadura del Altísimo están propensos y vulnerables a cualquier ataque.
Y a quienes quieren contar con esta protección, y liberarse de la presencia del mal en sus vidas, les hacemos una invitación muy especial: cada semana se lleva a cabo la reunión de Viernes de Liberación Espiritual, un encuentro en donde podrán orientarte sobre tu caso y, por medio de tu fe, recibir la armadura de Dios.
Te esperamos, especialmente a las 3 p. m. y 7 p. m., en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, alcaldía Miguel Hidalgo, CDMX. O en la Universal más cercana a tu hogar.
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