No viva sin esta garantía

En el Santo Culto de cada domingo, hay un asunto que se destaca con mucha frecuencia: que las personas reciban el Espíritu Santo. Y esto no se hace simplemente debido a que es importante, sino porque la presencia de Dios es la mayor necesidad de todas. Durante el encuentro del pasado domingo 24 de septiembre, el obispo Franklin Sanches explicó que la razón por la que muchos terminan fracasando en la vida es por priorizar la resolución de un problema en lugar de buscar recibir el Espíritu de Dios.

«Es como si usted quisiera levantar un edificio comenzando por el techo. ¿Usted va a lograrlo?  No, primero debe haber columnas que van a sostenerlo, por lo tanto, tiene que excavar hasta lo más profundo para colocar los pilares y así edificar algo grande que no vaya a caer. Del mismo modo, ¿cuántos han llegado a la iglesia con su vida destruida, pero solo se preocuparon por resolver sus problemas externos por medio de su fe? Claro que la fe es maravillosa y a través de ella uno vence, pero no entienden que lo más importante no era la conquista, sino la base, el Espíritu Santo. Sin Él, va a caer todo cuando usted enfrente situaciones adversas. Los problemas no se resuelven sin el Espíritu de Dios en su vida», destacó.

Incluso el propio Señor Jesús priorizó que Sus discípulos recibieran el Espíritu Santo por esa misma razón. Antes de ascender al cielo, les dijo que no salieran de Jerusalén hasta recibir la presencia de Dios. Ellos bien podrían haber ido por todo el mundo para difundir Su resurrección y los milagros que Jesús había hecho, sin embargo, sin la presencia de Dios en ellos, se iban a derrumbar. Y el apóstol Pablo, instruido por el Espíritu del Señor, ratificó eso:

«En Él también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de Su gloria.» (Efesios 1:13-14).

De acuerdo con lo que explicó el obispo, el fragmento bíblico revela la clave para recibir el Espíritu de Dios: creer. Pero esta palabra no significa tener fe, sino «entregarse, es decir, me entrego a Él de cuerpo, alma y espíritu; someto mi voluntad al Señor Jesús. Entonces, al hacer eso, Él viene sobre mi vida y me sella con el Espíritu Santo de la promesa.

Pero el sentido de sello no se relaciona con la concepción moderna. En el pasado, los esclavos llevaban marcadas las iniciales de su amo y, a donde fueran, todo el mundo sabría que ellos tenían dueño (y gracias a Dios eso no existe más). Pero esta comparación hizo que la iglesia entendiera que teniendo la marca del Espíritu Santo uno Le pertenece y su interior no está vacío, sino lleno de Él. De ese modo, ningún espíritu inmundo entra a su vida. ¿Y quién puede tocar a una criatura con Su presencia? Si alguien intenta hacerle daño, el mal será destruido (lea Génesis 12:3). Así que cuando usted recibe el Espíritu Santo, ya no se preocupa más, porque su enemigo será enemigo de Dios».

Eso no implica que no habrá problemas. Pero contando con el Espíritu del Señor, las personas tienen la garantía de que cumplirá Sus promesas en sus vidas.

«Por eso usted necesita recibirlo. Sin Él, usted será alguien voluble, inestable, inseguro, precisamente por la falta de garantía. Incluso puede debilitar su fe. Pues, así, ¿qué garantía tiene de que su familia se va a salvar?, ¿qué garantía tiene de que su matrimonio se va a restaurar?, ¿qué garantía tiene de que usted va a cambiar?

No obstante, cuando Dios coloca Su Espíritu en usted, su garantía le dará paz y seguridad. Por eso uno no se desanima ni deja de luchar, ya que la garantía de la victoria no es una posibilidad, sino un hecho; por eso la desesperación, depresión, ansiedad y preocupaciones se acaban. Puede pasar por desiertos, luchas, injusticias, tribulaciones, sea lo que sea, pero dentro de usted estará la certeza de que al final de todo saldrá venciendo, y eso le dará fuerzas», explicó.

Para finalizar, el obispo añadió que el motivo más importante para recibir a Dios en su vida está en que Él es la garantía de la salvación. Por eso tenerlo en usted no es opcional: «Y Él quiere entrar en su vida hoy, basta con que usted se entregue», terminó.

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