¿Molesta, yo?

Si usted tiene dudas si es o no una persona molesta de corazón, analice las siguientes situaciones y vea si se identifica con alguna de ellas

Denominamos molestas a las personas que poseen un comportamiento inoportuno y desagradable en la convivencia con los demás. Del tipo realmente inconveniente e impropia.

Existen personas que son «enfermas crónicas de fastidio», pero la gran mayoría sufre solo de algunos episodios esporádicos. Lamentablemente, en ambos casos, normalmente la persona no se da cuenta.

Quien está afuera lo nota de inmediato, pero el portador de la imprudencia es el último en saberlo.

Por lo tanto, si usted duda si es o no un molesto de corazón, analice las siguientes situaciones y vea si se identifica con alguna de ellas. Si usted se encuadra con una o más alternativas, es bueno tratar esto, es decir, ¡corregirse inmediatamente!

*Reclama de la vida, del trabajo, del tránsito, de la familia, de la iglesia… En fin, son reclamadores de tiempo completo, cualquier cosa es motivo para empezar a señalar el lado negativo de las cosas, pues sus ojos no logran enfocarse en lo que es positivo.

*Solamente usted está en lo correcto, y para eso defiende su punto de vista e intenta convencer que todos los demás están equivocados. ¡Escuchar a los demás no es su fuerte!

*Sus temas son siempre los mismos. ¡Paciencia para aguantar!

*Siempre es curiosa y no controla la inconveniencia, al punto de lanzar preguntas impropias sobre el salario, intimidades, vida amorosa, etc.

*Le gusta darles una «lección moral» a las personas y ni siquiera se preocupa en hacer eso reservadamente.

*Le gusta hablar de los defectos que las personas quieren disimular, como la espinilla en la punta de la nariz, las orejas grandes, la verruga que empezó a crecer, las ojeras que usted y todo el mundo sabe que estarían perfectas en un panda, el abdomen que está abultado…

La lista de imprudencias es enorme, por eso, ¡les invito a ayudar con consejos para evitar el mal de la imprudencia que ha sido tan grande en nuestros días!

¡Hasta la próxima!

Por Núbia Siqueira