«Mi hijo se la vivía borracho y drogado» 

El papel desempeñado por la figura paterna tiene un gran significado en el proceso cognitivo y cultural de una persona. Por ejemplo, un padre puede transmitir creencias, valores morales y experiencias para sus hijos. No obstante, su ausencia deja huellas desastrosas. 

Un estudio realizado por la organización The Family Watch, demostró que la falta de la figura paterna en el hogar es la causante de diversos conflictos sociales, como lo es, por ejemplo, la delincuencia, la pobreza, la violencia doméstica y el embarazo adolescente. 

Este tipo de afectaciones fueron una realidad que empezó a vivir Paola Flores, madre soltera de Cristopher y Dana. Sus problemas familiares comenzaron después de separarse de su expareja: «Fueron 8 ocasiones en las que estuvimos terminando, cuando ocurrió finalmente, quedó una huella dolorosa en la vida de mi hijo. Quiso evadir sus problemas juntándose con malas amistades, sin embargo, no fue suficiente y terminó probando el alcohol y la marihuana. Ya no le interesaba nada y prácticamente se la vivía borracho y drogado, sufrí mucho por eso. Para mí, no fue fácil asumir el papel de padre y madre para sacar adelante a mis hijos en lo más básico. Incluso mi mamá y mi hermana me ayudaban porque yo no tenía dinero», compartió ella. 

De acuerdo con Laura Hernández Trejo, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, las consecuencias de la falta de un padre o madre pueden reflejarse como baja autoestima, dificultad para interactuar con los demás, problemas escolares y estrés. 

En el caso de Paola, sus hijos mostraron dificultades para interactuar como familia: «Nos volvimos muy distante, no había unión ni confianza. Nuestra cercanía como madre e hijos era completamente nula. La situación se agravó al punto de que, en una ocasión, cuando Cristopher iba en la moto, pensó en lanzarse a la calle para morir». 

Cuando Paola pensó que el mundo se le había cerrado, escuchó de la Universal y comenzó a participar en las reuniones: «Ahí comencé a entender que había una salida y una forma de levantarme con la ayuda de Dios. Empecé a participar en los propósitos de fe, oraba por ellos, y determinaba con seguridad su transformación. Sin embargo, no podía olvidar que como madre yo también necesitaba cambiar, y solo la presencia de Dios pudo hacer eso en mí primero». 

A pesar de la renuencia de su hijo, un día él entendió que sus actitudes destrozaban a su mamá: «Le costó trabajo dejar ir su orgullo y ego para reconocer que necesitaba ayuda. Cuando ya no pudo más, aceptó venir conmigo para buscar a Dios. Él se fue sintiendo bien y decidió seguir el camino correcto. Sus vicios ahora son cosa del pasado. En cuanto a la relación mi hija también se fue fortaleciendo. Hoy vivimos felices, Dios nos ha llenado de amor y es el Padre que reina en nuestro hogar y que nos suple de lo bueno y de lo mejor. 

Solamente Él puede sanar un corazón herido y brindarle felicidad a un hogar. Mi familia parecía ser un caso perdido, sin embargo, ya no más. Esto puede suceden en otros núcleos familiares, pero esto solo es posible cuando Lo buscamos con sinceridad», finalizó. 

Quizá la situación que estás pasando es semejante, pero esta historia muestra que la felicidad en el hogar es posible. 

Hay esperanza

Si has estado triste o tienes depresión, te invitamos a participar en las reuniones del Templo de los Milagros: Av. Revolución núm. 253, en la colonia Tacubaya, CDMX. Por tu fe, es posible superar el mal del siglo.

También puedes consultar el horario de la reunión en la Universal más cercana a tu domicilio.

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(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.