«Me dijeron que nunca sería feliz»
Desde niña Araceli Cortés llevaba una vida de dolor, debido a que muchas veces su propia madre la maldijo diciéndole que no sería feliz. Esto es muy recurrente en la vida de muchas personas, pues constantemente escuchan «Ojalá lo lamentes por el resto de tu vida», «Espero que te pase lo mismo que a mí», «Nunca serás feliz en tu matrimonio», etc. Seguramente ya has escuchado frases similares alguna vez, pero al contrario de lo que muchos piensan, esto tiene un gran impacto en la vida de las personas, pues no son apenas malos deseos sino maldiciones.
Eso lo vivió en carne propia Araceli, quien tal cual como su madre le dijo, nunca pudo ser feliz: «Mi vida era muy fea, me casé creyendo que sería feliz, pero solo lo aparentábamos porque en realidad él me era infiel, ni aportaba dinero para la casa y nos golpeaba a mis hijos y a mí; era un infierno por ello traté de matarlo. Después quise acabar con nuestro sufrimiento lanzándome a un tren con mis hijos, pero una persona me dijo que ellos no tenían la culpa y me arrepentí. Intenté quitarme la vida una vez más tomando veneno para cucarachas, pero en el hospital me salvaron.
Todo era muy duro, mi esposo se tiró al alcohol y yo no tenía ni para comprar leche o ropa para mis niños. Busqué ayuda con los brujos, me pedían dinero para el amarre, pero si no tenía para comer, menos para eso. Además, me dolían los huesos, tenía dolor de cabeza y mucha angustia. Y por si no fuera poco, me dio cáncer de páncreas y le dijeron a mi marido que mejor viera lo del funeral».
Así como se hemos podido ver con esta historia, en el campo espiritual, cada palabra le abre paso al mal para que este pueda actuar en la vida de aquel que es maldecido. Sin embargo, el obispo Macedo señala que el único camino para salir de estas maldiciones es buscar la ayuda del Espíritu Santo: «Solo el poder de Dios es capaz de arrancar cualquier maldición y dar la verdadera felicidad. Pero mientras nosotros no determinemos que el mal salga, haciéndole frente, este prevalecerá en nuestra vida. No se trata de religión, sino de restauración, transformación de vida, de cancelar la maldición».
Esta fue la puerta que ella encontró y en la que aprendió que de la mano del Altísimo tendría la fuerza para vencer cualquier problema: «Pese a mi estado de salud, por necesidad tenía que salir a trabajar, en el camino me encontré un periódico de la Universal; al leerlo vi que eso era lo que necesitaba. Decidí acudir y no me equivoqué, ahí me escucharon, me orientaron y no solo oraron por mí, sino que me enseñaron a usar mi fe con base en la Palabra. Conforme fui asistiendo me iba sintiendo mejor, cuando menos me di cuenta, mi salud se había restaurado; aunque no fue fácil, fueron meses de lucha y perseverancia. Y, al hacer un voto con Dios supe que mi situación iba a cambiar. Así como luché por mi salud lo hice por mi esposo y mis hijos, y Dios sanó también mi corazón de las heridas del pasado y él fue cambiando poco a poco. Mi familia está restaurada y transformada pues hasta me permitió conquistar mi casa propia. Hoy, gracias al Señor, mi vida es realmente feliz» relató.
Después de tantos años de dolor, es normal creer que ya no hay nada que hacer, pero junto al Creador es posible cambiar cualquier historia. Por ello, todos los viernes en la Universal se lleva a cabo una reunión de Liberación Espiritual. Si necesitas ayuda no dudes en participar.
Viernes de Liberación Espiritual
¿Tu situación es semejante? Entonces, te esperamos este viernes 26 de abril en la reunión de liberación espiritual. Te esperamos, especialmente a las 7 p. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, en la Ciudad de México. Pero si te encuentras al interior de la República puedes consultar en este enlace la dirección de la Universal más cercana a tu hogar.
¡Participa en este encuentro!
Continúa con: Exclusivo para las mujeres: ¿Sabes cómo sacar lo mejor de ti?
comentarios