«Me dijeron o tu bebé o tu riñón» 

El deseo de ser madre es algo natural en muchas mujeres, sin embargo, cuando este sueño se ve frustrado por alguna razón, causa un dolor en el alma de la persona. Una de las razones para este impedimento es la esterilidad que, según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 186 millones de personas son afectadas por este problema. 

Existen dos tipos de esterilidad: la primaria, cuando la mujer nunca se ha embarazado; y la secundaria, cuando ya hubo un embarazo, pero en los posteriores intentos ya no logra quedar embarazada. Esta era la situación de Génesis Mariel Cuevas, quien desde muy joven se dio cuenta que no podría concebir: «Me dijeron que tenía ovario poliquístico y miomas, por eso, aunque llevara un tratamiento, sería muy difícil que tuviera hijos. Yo ya conocía la Universal y cuando veía que otros podían tener hijos, me daban ganas de llorar, me sentía frustrada. Pero usé mi fe con determinación haciendo un voto en el Altar. Le dije a Dios “si nunca voy a poder ser madre, haz que yo lo acepte”. Una semana después empecé con otros problemas de salud muy fuertes que incluso le dijeron a mi mamá que me iba a morir o tendría parálisis. 

Gracias a Dios me recuperé y 3 meses después para mi sorpresa estaba embarazada, aunque por una pielonefritis, era un embarazo de alto riesgo; incluso me dijeron o tu bebé o tu riñón. Pero yo decidí confiar en Dios y en una oración le dije “Dios mío, te entrego a mi hija y mi vida, decide lo que quieras hacer, ya no voy a luchar con mis fuerzas”, unas horas después el médico me dice que mi riñón y el bebé estaban a salvo. No obstante, ella nació prematura, no tenía bien desarrollados sus pulmones y no me daban buenos pronósticos y una vez más le dije al Altísimo que hiciera Su voluntad, pero que, si dejaba que mi hija se quedara conmigo, lo primero que iba a hacer saliendo del hospital era presentarla en Su Altar. Al día siguiente los expertos dijeron que ya no tenía nada, que me la podía llevar a mi casa. Hoy mi hija tiene 9 años e incluso tengo otra de 3 años, pues para Dios no hay nada imposible. A pesar de las dificultades, siempre me mostró que está conmigo; El Espíritu de Dios lo es todo para mí.» finalizó.

Casos Imposibles

¿Tienes una causa en la justicia sin solución? ¿Te han dicho que para tu situación no hay salida? ¿Los problemas que te rodean parecen imposibles de vencer? 

Entonces, participa todos los sábados en la reunión del Ayuno de los Casos Imposibles. Te esperamos en la Universal más cercana a tu domicilio. 

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