El panorama para México en el ámbito económico, de acuerdo con la revista Forbes, es bastante sombrío para el 2019. En momentos así es común escuchar comentarios sobre crisis, recortes de personal en algunas empresas, falta de oportunidades, de trabajo e incrementos en los precios de algunos productos que, cuando se gana un sueldo bajo, es muy difícil subsistir.

Lo malo es que con la preocupación e incertidumbre de conservar lo poco o mucho que poseemos o querer que se nos reconozca hasta el mínimo esfuerzo, cometemos un error al poner nuestra esperanza en los hombres en lugar de hacerlo en Dios.

Abraham también se encontraba en la misma situación. Estando con el rey de Sodoma, hizo algo diferente a los demás al rechazar la recompensa que le darían para darle todo el crédito al Señor: “Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano al Señor Dios Altísimo, Poseedor de los cielos y de la tierra” (Génesis 14:22).

Si cuando haces un trabajo quieres el reconocimiento de tu jefe o de terceros, ¿cómo vas a decir que Dios te bendice? ¿Con qué cara dirás que aun con crisis, Él no ha dejado de prosperarte si te preocupas demasiado? Es mejor que el Señor sea glorificado cuanto te levante para que puedas contarlo.

“Por su parte, Abraham no se quedó parado o esperando que las cosas sucedieran naturalmente. Al contrario, él se puso en acción, obedeció y perseveró en seguir la voz de Dios. Él no nos ha llamado solo para que creamos en Su Palabra, sino, sobre todo, para que tomemos posesión de las promesas y marquemos la diferencia en este mundo. No solo buscar la diferencia, sino ser la diferencia en el día a día”, explicó el obispo Edir Macedo.

Dios es el Poseedor de todo, si nos acercamos, dependemos y confiamos en Él, imagínate cuánto hará por nosotros.

Dios las levantó del polvo

“Soy arquitecta y tuve una estabilidad económica bastante buena: una empresa con empleados, amistades de buen nivel, autos y la posibilidad de viajar a donde quería. Pero, de repente, todo se vino abajo. Al estar asociada en el negocio con mi pareja, cuando nos separamos me tuve que independizar y creí que con mis ahorros podría sobrevivir… Ocho meses me duró el gusto, perdí absolutamente todo, incluida mi autoestima.

Tuve que vivir en la calle pensando que no servía para nada, hasta que encontré una salida. La clave para tener una transformación es honrar a Dios en todos los aspectos y lo entendí en la Universal. Al poco tiempo de quitarme la venda de los ojos, me visión se amplió, mi autoestima se elevó, me capacité en un área que se convirtió en mi fuente de empleo, tengo autos, un departamento y Dios bendijo hasta en el aspecto amoroso. El mejor socio para salir adelante es Él porque no falla”, Rocío Pérez.

“Negocios, casa propia, autos y una vida económica estable fueron algunas de las cosas que perdí luego de lidiar con una hernia discal. De comprarme lo que quería, llegué al punto de no tener ni un peso en la bolsa. Por ser el sostén de mi casa no quería ser una carga para nadie, pues si bien no me iba a quedar paralítica, sí necesitaría una silla de ruedas para trasladarme. Si no podía darles a mis hijos lo necesario ¿para qué iba a querer vivir? ‘¿Por qué me pasa esto si a mí me gusta trabajar?’, pensaba mientras alimentaba a mis hijos con huevos y frijoles.

Mi vida se iba poco a poco al fondo del pozo. En el Centro de Ayuda Universal, aprendí cómo cosechar bendiciones y lo primero que hice fue serle fiel a Dios. ¿El resultado? Tres negocios, autos, casa, sané de la terrible enfermedad y mis hijos se graduaron con éxito de la escuela. Todo lo que perdí se transformó en bendiciones”, Lilia Ávila.

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