La FJU Mega Night superó las expectativas

Después de más de mes y medio de espera, se llevó a cabo la FJU Mega Night, que contó con la presencia del obispo Celso Jr., responsable de la FJU en todo el mundo. Al ritmo de «Transformó mi vida» se inició esta velada en punto de las 11 p. m. con más de 5530 asistentes, además de la CDMX y el EDOMÉX, estuvieron presentes los estados de Chiapas, Guerrero, Tabasco, Veracruz, Puebla, Hidalgo, Morelos, Querétaro, Tlaxcala, Monterrey, Baja California y Baja California Sur.

Inicio memorable

Abriendo las presentaciones, la FJU de San Juan del Río, Querétaro, presentaron una obra de teatro en la que mostraron que, a pesar de las malas noticias y pronósticos que hay en el mundo, en Jesús sí hay esperanza, todo esto fue escenificado comparando un periódico normal frente a El Mensajero, el periódico de la Universal, que difunde historias de superación y salvación.

Acto seguido, chicos y chicas vestidos con trajes típicos bailaron el Jarabe Tapatío, el Son de la negra y Los machetes, bailes entrañables de Guadalajara y en todo México. Para después darle paso al mariachi con el Cielito lindo y Viva México.

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Fue en medio de esta algarabía que se presentó el obispo Celso para los jóvenes que ahí se encontraban: «Esta puede ser su velada, o una más. ¿Por qué digo esto? Porque yo me acuerdo del día en el que tuve un encuentro con Dios. Recuerdo que fue un miércoles en Miami, aún me acuerdo de la Palabra y las canciones. Aquella noche fue muy especial para mí porque conocí a Dios. Aunque las personas que estaban conmigo oyeron lo mismo, cantaron lo mismo, salieron de allá como de una reunión más, para mí fue mi reunión. Así es para ustedes, mañana van a ir para su casa, y algunos de ustedes van a salir de acá llenos de la presencia de Dios, libres… pero otros van a salir igual: cansados y sin conocer a Dios. ¿Por qué? Porque no depende de Dios ni de nosotros, su transformación, su encuentro con Dios depende solamente de usted. Por eso es que yo dije que esta puede ser su vigilia o una más, quién decide esto son ustedes», comentó el obispo

Pero para que esa transformación sea posible es necesario que primero el mal que se lleva por dentro (depresión, ansiedad, cutting, los malos pensamientos) salgan para que sean libres, y si ellos piden la ayuda de Dios, Él les responderá (lee Jeremías 33:3). Sin embargo, no basta que el mal salga para que el Espíritu Santo entre, la persona se tiene que arrepentir de aquellas cosas que ha hecho que la apartan de Dios, pues como señaló el obispo: «lo único que puede llevar a una persona al infierno es el pecado».

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Pero como el infierno no es la voluntad de Dios para el hombre, Él nos orienta en 2 Crónicas 7:14-15: «y se humilla Mi pueblo sobre el cual es invocado Mi nombre, y oran, buscan Mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces Yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. Ahora Mis ojos estarán abiertos y Mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar». Solo que tomar esta actitud es una decisión que solo la persona puede tomar porque «Dios no nos va a obligar a hacer nada, Él nos brinda la Palabra y nos da una oportunidad, pero no nos va a forzar a hacer nada». No obstante, la persona que vive en el pecado no tiene paz, aunque tenga breves momentos de felicidad, porque lo que hace es contrario a la Palabra de Dios.

Una vida nueva

Es posible enterrar la vieja vida a través del bautismo en las aguas. Pero ¿qué es el Bautismo en las aguas? El obispo dio una definición:

«La palabra Bautismo significa entierro, es cuando la persona deja la vieja vida para nunca más volver a ella. Por ejemplo, muchos de ustedes se han bautizado una vez, dos veces, tres veces, y cada vez que hablamos de bautismo, la persona dice: “ay, yo me quiero bautizar, yo quiero una vida nueva”, pero este cambio dura un rato, algunas semanas y después vuelve a la vieja vida, ¿por qué?, ¿qué hace que una persona vuelva a la vieja vida? Porque todavía no tiene odio por el pecado, no se ha arrepentido». Por lo tanto, el bautismo en las aguas es para la persona que decide, que a partir de ese momento nunca más va a volver a su vieja vida. Pues, «no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla.» (1 corintios10:13).

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«Entonces, el bautismo en las aguas que nosotros vamos a hacer en la velada es el primer paso para que la persona reciba el Espíritu Santo —el segundo bautismo—», señaló el obispo.

Llenos del Espíritu de Dios

«El Señor Jesús dijo en Juan 14:18 “No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes” esta es una promesa de Dios, entonces no es su voluntad dejarnos sin Su presencia, pero ¿por qué la mayoría no es llena del Espíritu Santo?».

Para ejemplificar lo que necesitamos hacer para ser llenos, el obispo pidió que se inflaran globos (que representan a cada persona), para después pedirle a alguien que intentara llenar el globo con agua (el Espíritu Santo), sin embargo, no era posible porque ya estaba lleno. Así es con nosotros, para que podamos ser llenos del Espíritu Santo, necesitamos vaciarnos del rencor, de malos pensamientos, malos deseos, dudas, etc.

Por ello nosotros somos los únicos que podemos impedir ser llenos del Espíritu Santo, pero a veces la persona no quiere, incluso sabiendo lo que tiene que hacer. Es decir, la persona sigue llenando su globo de aire hasta que se revienta, por eso Dios permite que pasemos por situaciones difíciles, porque estas nos llevarán a tomar la decisión de vaciarnos de todo aquello que estorba para que seamos llenos del Espíritu de Dios. No obstante, no necesitamos reventar como el globo para entregarnos a Dios y así buscar el Espíritu Santo, es decir, buscar Su voluntad, buscar ser como Dios, buscar Sus frutos.

Después de estas palabras que transforman, el obispo realizó una oración por todos los presentes para que fueran llenos del Espíritu Santo. Sin lugar a dudas la vida de miles de jóvenes no volverá a ser la misma.

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