Valore las cosas simples de la vida

Era un viernes de marzo de 2018, y el día prometía ser de demasiada presión. Comencé la meditación con las esposas de los pastores a las 8 a. m. A las 9:30 a. m., ya estaba en la oficina para terminar un proyecto cuyo plazo de entrega terminaba ese día.

Luego, después de la comida, iba a acompañar a @bpdomingosoficial rumbo a una ciudad del interior. ¡Estaba muy cansada! Y el peor cansancio era el mental. Me fui arrastrando, pero con satisfacción por el privilegio de conocer a las personas que nos esperaban en Cachoeiro do Itapemirim.

El estado de Espíritu Santo tiene una naturaleza deslumbrante. Viajar allá es ver un show a través de la ventana del coche. Montañas para todos los gustos, peñascos de granitos coloridos, playas, lagunas, laderas con vegetación virgen…

Ya cerca de llegar a nuestro destino, divisé un monumento natural conocido como Frade e a Freira. Un pequeño sendero a la orilla de la carretera invitaba a subir con la promesa de una vista espectacular. No resistí y pedí para quedarme un poco allí, mientras, Domingos y algunas personas que estaban con nosotros siguieran el camino.

No estaba preparada para aquella subida, pero me quité los tacones y fui. Al llegar a lo alto, tuve una experiencia que nunca más voy a olvidar. Los 15 minutos descalza en aquella piedra valieron como si hubiera tenido una semana entera de descanso.

Parecía un milagro, pero todo el peso del cansancio se fue y yo estaba completamente revitalizada.

Entonces, cuando los médicos recetan caminar en la arena, tomar el sol o tener un tiempo con la naturaleza, no es un mero cuento. Realmente funciona.

Hoy, con tanto cemento y asfalto en los grandes centros, se vuelve difícil vivir cosas tan simples, ¿no es así? Sin embargo, la conservación de la salud en todos los sentidos también se relaciona con el acto de pisar el suelo, comer una fruta del árbol, acariciar un animalito, darle un abrazo bien fuerte a una persona querida…

¡Esas cosas no son caras y hacen tanto bien!

¿Vamos a poner los pies en la tierra hoy? ¿Quién acepta el desafío?

Por Núbia Siqueira

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