¿Por qué es tan difícil regresar?

¿Por qué es tan difícil regresar?

Por Departamento Web 2

«¿Por qué están difícil regresar?», esa es la pregunta que se hacen muchas personas que un día estuvieron en la presencia de Dios e incluso Le sirvieron como un colaborador de la Obra de Dios. En sus manos, el Señor les confió varios talentos y muchas almas fueron ayudadas gracias a su ardua labor.

Sin embargo, el tiempo fue pasando y las ocupaciones del día a día fueron consumiendo sus vidas y apagando en su interior el deseo de estar cada vez más cerca del Creador, para entender sus caminos y andar en rectitud y justicia. Todo se volvió rutinario, un peso y una obligación, perdiendo su importancia. La salvación pasó a ser algo demasiado religioso, exagerado y no tan urgente. Sin percibirlo, poco a poco se fueron mimetizando con lo que todo el mundo llama «normal», hasta que perdieron el temor que durante años habían guardado.

Dejar el uniforme, cargo, responsabilidad u «obligación» de asistir a una reunión, fue un alivio, como si les quitaran un peso de encima. Sin embargo, aunque al principio todo parece normal, no pasó nada e incluso las cosas, en apariencia, van mejor, poco a poco regresaron aquellas prácticas de las que en el pasado se habían liberado, y con ellos vinieron los problemas, las desgracias, la desesperación, la tristeza e incluso las ganas de morir. ¿A quién recurrir si la culpa desanima cada vez que pasa por su mente buscar a Dios? Pues sienten que no lo merecen y Él no las va a perdonar; y ni hablar de asistir a la iglesia, porque creen que si van todo el mundo los va a juzgar.

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No obstante, reconocer que se necesita ayuda requiere mucho valor y la determinación de querer dejar esa historia en el pasado. Pues está escrito: «La mano del Señor no es corta para salvar ni es sordo su oído para oír» (Isaías 59:1). Eso fue lo que experimentaron Karen, María, Rocío y Daniela:

«Veía que todos eran felices menos yo» 

«Me sentía muy acomplejada, encima, le tenía odio a mi mamá; creí que ella tenía la culpa de todo mi sufrimiento. Además, como teníamos problemas económicos, trabajaba desde los 6 años. Así desarrollé depresión, siempre estaba enojada con todos, pues veía que muchos eran felices y en mi casa la felicidad no existía. Eran tantos los problemas que estaba cargando, que intenté quitarme la vida de 2 formas distintas, pero no lo conseguí. No obstante, las circunstancias empeoraron cuando estuve a punto de sufrir una violación. 

Mi mamá me invitó a los encuentros en la Universal, pero al principio no les tomé mucha importancia y debido a una relación sentimental me alejé. Llena de pensamientos de muerte, caí en el fondo del pozo y no tenía a quién recurrir, pero recordé que en ese lugar podían ayudarme. Hoy, como resultado de mi perseverancia y fe en Dios, mi familia está unida y soy feliz de verdad; ya no quiero morir. Asimismo, conquisté un buen empleo que me da la solvencia para viajar. Soy el ejemplo de una transformación de vida.» -Karen Pérez

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«Por el VIH pensé que era el fin de mi vida» 

«Cuando mis exámenes dieron positivo a VIH, quería llorar. Por mi mente pasó la idea de quitarme la vida y me imaginaba que todo el mundo diría cosas malas de mí; estaba desesperada, pero el pensar en mis hijos me lo impedía. Sin embargo, recordé la Universal, anteriormente llegué a acudir, aunque no era constante y me alejé. Pero mi situación cambió cuando tomé la decisión de buscar a Dios, pues entendí que, usando mi fe, mi vida podía ser transformada. Por lo tanto, fui perseverante en las reuniones y en los propósitos que se realizaban, determinando que mi salud iba a ser restaurada.  

Más adelante, los médicos me realizaron nuevos análisis y quedaron sorprendidos, los estudios arrojaban un resultado negativo. No olvido que el especialista estaba impresionado, él dijo que había cosas que para ellos no tienen explicación y que no sabía cómo había pasado eso. Hoy me encuentro sanada completamente, me mantengo firme con Dios, Él puede hacer milagros que para los humanos son imposibles de realizarse.» -María Gutiérrez

«Mis esperanzas se habían muerto» 

«Al alejarme de la Universal por un error mío, pasé por tormentos en mi vida: veía sombras, escuchaba ruidos y voces, llegué a encontrar trabajos de brujería en mi casa y enfrenté otras cosas que sucedían, como los pleitos con mi familia. A la larga también enfermé. Tuve una descompensación de todos mis órganos, me operaron de la vesícula y perdía la memoria. 

Tenía que estar viviendo de alguien, en este caso era de mi hija que en ese entonces tenía 11 años, pues ella me ayudaba a hacer mis actividades. Con el tiempo, y por todo lo que estaba cargando, decidí regresar a los brazos de Dios, esa decisión no fue fácil.  

Le pedí perdón al Señor por haber querido llevar mi vida de cualquier manera y haberme apartado de Él. Le ofrecí mi vida y le pedí que me sanara, que me diera una oportunidad para vivir. Dios me sacó de la muerte, estoy sanada. Después viví un proceso que no fue sencillo para mí: perdonar para recibir el Espíritu Santo. Pero finalmente lo logré. Con Dios en mi interior, mi carácter cambió, trato mejor a mi esposo y a mis hijas.» -Rocío Inés Gaona 

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«Mi vida se volvió una pesadilla» 

«Tenía el vicio del alcohol y el cigarro, y mi familia estaba completamente destruida e involucrada con el espiritismo. Durante las noches no lograba conciliar el sueño y, en un arranque de desesperación, intenté suicidarme. Después conocí la Universal e iba seguido a las reuniones porque me sentía en paz. Sin embargo, no le entregué mi vida al Señor al 100 %, conocí a alguien con quien inicié una relación amorosa y me alejé de Dios. Pero eso solo provocó que mi relación se rompiera. Entonces, volví a mi vida de antes, y terminé peor: me involucré con drogas, prostitución y era muy agresiva. 

Esa situación fue difícil, llena de dolor, y ya no quería continuar en ese estado, así que me armé de fuerzas para regresar con Dios. Desde que decidí volver, tomé ese compromiso muy en serio, con ganas de hacer las cosas bien. Hoy mi historia es otra: estoy libre de los vicios, de la prostitución y de mis problemas emocionales. Volví a Sus brazos… Cuando tomé esta oportunidad, mi vida se transformó.» -Daniela Nájera 

Como pudimos leer en esas historias de superación, una decisión puede cambiar la vida de una persona. Sin importar los errores cometidos, el Altísimo en su misericordia y amor, está dispuesto a perdonar a aquel que con sinceridad y arrepentimiento lo buscan. Si tú te encuentras en esta situación, no dudes en regresar a los brazos del Padre pues, así como leíste en los testimonios anteriores, tu vida también será restaurada y la gloria de la segunda casa será mayor que la primera (Hageo 2:9).

Reunión del Espíritu Santo

Este domingo 24 de septiembre, en todos los templos de la Universal se realizará una reunión para quien está necesita regresar al Padre, quizás sigues en la iglesia, pero percibes que poco a poco te has ido alejando, esta es tu oportunidad de volver a los brazos del Señor y, por tu fe, ser restaurado(a) y ser lleno(a) de la presencia de Dios. Además, en la oportunidad podrás participar de la Santa Cena.

Te esperamos en la Reunión del Espíritu Santo a las 10 a. m. en el Templo de los Milagros: Av. Revolución # 253, col. Tacubaya, o en la Universal más cercana.

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