No te pierdas ni un momento de la novela más interesante: Jesús

Se nos fue una semana más, por eso, revive los mejores momentos de la novela Jesús.

En el templo

Jesús llega al templo para hablar sobre el Reino de los Cielos a todo el pueblo de Israel, pero viendo esto, los fariseos salieron a confrontarlo diciendo que con qué autoridad hacía tales cosas, por lo que Él respondió: «¿El bautismo de Juan era de los hombres o de los cielos?». Sin embargo, ellos no supieron responder.

El ciego de nacimiento

Al encontrarse Jesús con Judas Tadeo, los discípulos preguntaban quién había pecado para que él estuviera en esa condición, pero Él Señor respondió que eso había sucedido para que la gloria de Dios se manifestará. Acto seguido, le colocó lodo en los ojos diciéndole que fuera al estanque de Siloé para lavarse. Así, el ciego de nacimiento se marchó hasta que llegó al lugar y, al lavar sus ojos, comenzó a ver (lee Juan 9).

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Inconformes por el milagro sucedido, los sacerdotes trataron de desestimar el acontecimiento para probar que Jesús mentía, pero Tadeo reconoce que fue Jesús quien lo curó.

Después de lo ocurrido, Tadeo y su amigo Simón el Zelote toman la decisión de seguir a Jesús.

La mujer samaritana

Al seguir su camino y salir de Jerusalén, Jesús llegó a los campos de Samaria. En el lugar se encuentra a una mujer samaritana que estaba buscando agua en el pozo de Jacob, por ello, Jesús le pide un poco de agua para beber, no obstante, la mujer le responde: «¿Tú siendo un judío le pides de beber a una samaritana?». Pero Jesús le respondió: «Si supieras quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a Él que te diera de beber y te daría».

Atónita, la mujer se queda intrigada por las palabras, pero cuando el Mesías le confiesa a la mujer quién es, ella va por personas del pueblo para que de la misma manera Lo conocieran. Al llegar, le pidieron a Jesús que se quedara unos días más en Samaria para seguir oyendo Sus palabras.

La renuncia y el milagro

En el palacio de Antipas acontece algo impactante, pues Judas Iscariote decide renunciar a todo y salir del palacio buscando a Jesús para poder seguirlo.

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Por su parte, cuando Jesús y Sus discípulos llegan a Capernaúm, quedan sorprendidos al enterarse de que Sara, la suegra de Pedro, había enfermado gravemente y todos se encontraban tristes por este acontecimiento. Pero, al entrar a la casa, Jesús se acerca a Sara y al tocarla ella sana, cambiando completamente su semblante diciendo: «Jesús me dio el descanso que necesitaba».

Poco después, Jesús aprovecha el momento en casa de Pedro para reunir a Sus discípulos y orientarlos al hablar acerca de la perseverancia de la oración y la fe.

«Les dijo: “En cierta ciudad había un juez que ni temía a Dios ni respetaba al hombre. Había también en aquella ciudad una viuda la cual venía a él diciendo: ‘Hazme justicia contra mi adversario’. Él no quiso por algún tiempo pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque ni temo a Dios ni respeto al hombre, le haré justicia a esta viuda porque no me deja de molestar; para que no venga continuamente a cansarme’”.

Entonces dijo el Señor: “Oigan lo que dice el juez injusto. ¿Y Dios no hará justicia a Sus escogidos que claman a Él de día y de noche? ¿Les hará esperar? Les digo que los defenderá pronto. Sin embargo, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”.» (Lucas 18:1-8).

Revive los mejores momentos

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