«Mi “mejor amiga” hizo un ritual: pero fui dominada por su envidia»

Muchos buscan una salida fácil para resolver sus problemas. Por eso no es raro que muchos recurran a la brujería porque les promete un camino corto hacia lo que quieren. Sin embargo, María Elena Tesoro solo encontró destrucción. 

«Desde muy chica toda mi familia se involucró en la brujería. Aun así, nada de lo que nos hicieron funcionó», dijo. 

Con relación a esto, el obispo Edir Macedo explicó que varios desconocen lo que en realidad sucede cuando se recurre a los lugares en donde se realizan estas prácticas: «la persona, muchas veces sin tener noción, ya abrió su vida a la acción del mal; se entregó a esas fuerzas oscuras y comienza a ser una más de sus víctimas». 

A pesar de todo lo que le sucedía, Elena no paró. Ya casada, seguía participando en diferentes tipos de rituales que involucraban a un ente maligno, pero: «perdí mi matrimonio y un familiar murió. Sufría choques cada semana, incluso se encontró el hueso de un muerto en mi coche. Los brujos te dicen promesas, pero no pasa nada de lo que dicen». 

Harta, decidió irse a Estados Unidos pensando que le iría mejor, solo que ahí también siguió participando en tales «trabajos»: «los rituales eran más fuertes y feos. Si de por sí ya me iba mal, me fue peor. Mi dinero se iba en pagarles a los brujos porque creí que me iban a ayudar. Pero solo me la pasé enferma y sin comida. Veía sombras, escuchaba cadenas y quejidos, una vez vi que una persona atravesó mi cuarto y tenía visiones de lo que iba a pasar». 

Solo que no termina ahí, pues la envidia fue otro ataque del mal que la afectó: «Recuerdo que mi “mejor amiga” me había hecho un trabajo para la envidia, pero en realidad pasé a ser dominada por ella. Quería todo lo mío, incluso hizo un ritual usando hojas de un árbol de mi propiedad. Desde entonces, a ella le iba bien y a mí, mal». 

¿Acaso había modo de darle fin a esta vida de terror? Sí, Elena conoció la Universal por medio de la TV, así que llamó al número de atención telefónica: «me atendieron e incluso oraron por mí, me dijeron que, cuando Dios contestara, fuera a dar mi testimonio. Me pasaron situaciones buenas y me empezó a ir mejor, pero no fui a la Universal. Cuando pasé por problemas de salud, ahora sí decidí acudir a las reuniones, incluyendo las de Liberación Espiritual. 

Siendo sincera, me costó trabajo entregarme, tenía el pensamiento de querer todo fácil y rápido. Pero luché por el cambio de mi pensamiento y empecé a seguir lo que Dios orientaba a la luz de Su Palabra. El mal fue arrancado de mi vida a través de mi fe; después recibí el Espíritu Santo, de ahí en adelante tuve paz. Aquel tomento que experimenté llegó a su fin, sané y se me fueron abriendo puertas en mi vida. Este crecimiento me permitió darle a mi hijo una buena escuela, también pudimos viajar al extranjero y adquirí un coche del año. Yo había tomado un camino que solo me llevó a la ruina, sin embargo, tú puedes evitar todo esto acercándote a Dios, Él extiende su mano para salvarnos de esto», finalizó ella. 

Viernes de Liberación Espiritual

No existe otra manera para mantenerse protegido, la única opción es estar bajo el cuidado y protección de Dios. Quienes no tienen la armadura del Altísimo están propensos y vulnerables a cualquier ataque.

Y a quienes quieren contar con esta protección, y liberarse de la presencia del mal en sus vidas, les hacemos una invitación muy especial: cada semana se lleva a cabo la reunión de Viernes de Liberación Espiritual, un encuentro en donde podrán orientarte sobre tu caso y, por medio de tu fe, recibir la armadura de Dios.

Contamos con los siguientes horarios 7:30 a. m., 10 a. m., 12 p. m., pero especialmente a las 3 p. m. y 7 p.m.

Te esperamos en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, alcaldía Miguel Hidalgo, CDMX. O en la Universal más cercana a tu hogar.