«Mi hija de 12 años podía quedar en estado vegetativo»

«Todos los días, tomaba medicamentos controlados debido al hipertiroidismo y, cada tercer día, terminaba en el hospital. Conforme el tiempo pasó, mi salud se deterioró al punto de que todos los médicos que visité me dijeron que arrastraría esa enfermedad para siempre. Bajé mucho de peso, llegué a pesar 48 kilos. Sin contar que estaba perdiendo la coordinación de mi cuerpo y la memoria.

Por otra parte, mi hija también se enfermó: con solo 12 años, le diagnosticaron síndrome de West, la cual le impedía que su cerebro coordinara sus movimientos e, involuntariamente, su cabeza y su cuerpo se le iban de lado, y había riesgo de que quedara en estado vegetativo. Aunque yo trabajaba, mi salario no era suficiente y terminaba pidiendo dinero prestado. ¡Ya no quería vivir!

En esos momentos, la intervención de mi madre fue crucial, ya que, al ver mi situación, me pidió que la acompañara al Templo de los Milagros. El día que fui con ella, en la reunión comentaron que la Hoguera Santa era una oportunidad a fin de mostrarle nuestra fe a Dios para resolver un determinado problema; dijeron que era un desafío: TODO O NADA. Yo necesitaba un milagro y decidí participar.

¿Qué logré? Primero, la sanidad de nuestras enfermedades: yo ya no tomo medicamento controlado ni mi hija tiene problemas para moverse. Más tarde, haciendo más votos con Dios, obtuve las condiciones para abrir dos salones de belleza, los cuales han prosperado. Ahora, podemos viajar a donde queramos y acabo de comprar una camioneta nueva.

Estoy agradecida con el Señor Jesús porque convirtió mi sufrimiento en bendiciones y la mayor que pude recibir fue su Espíritu, que es la razón de mi paz y alegría.» -Brenda López