«Le puse a mi esposa un arma en la cabeza para matarla»
El alcance de las drogas no tiene límites. Afecta tanto a ricos como a pobres. No importan qué tan buena sea la situación, cuando las adicciones invaden un hogar, destruye todo: trabajo, familia, amistades, etc.
De acuerdo con el programa de rehabilitación Narconon, en el momento que uno o varios integrantes de la familia pierden el control por las drogas, los problemas que se generan son:
- Falta de atención: esto es cuando los padres adictos dejan de cuidar las necesidades de sus hijos.
- Violencia: el exceso o cuando pasa el efecto incita a los momentos violentos.
- Desorden de prioridades: las drogas ocupan el primer lugar por el deseo de consumirlas. La familia deja de ser importante.
- Problemas económicos: el familiar adicto gasta lo que tiene y lo que no tiene en su adicción.
Precisamente los puntos anteriores fueron los que experimentó Hulmaro Soberano. El alcohol y la cocaína lo llevaron a perder todo. Su grado de agresividad y excesos lo llevaron a ser conocido como alguien que había perdido la razón. Sin embargo, algo cambió su historia, haciendo de él un hombre totalmente diferente…
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«Era conocido como el loco, el que no pensaba»
«Fue el alcoholismo lo que me llevó a pasarla muy mal. Empecé consumiendo un día, dos días y luego toda la semana. A raíz de eso conocí la cocaína. Inicié con una «grapa» y, al final, terminé comprando 5 mil pesos de esa droga.
Era conocido como el loco, el que no pensaba. Por andar armado, llevar droga y dinero estuve a punto de ir al reclusorio. También por eso tuve problemas en mi matrimonio. Ya no llevaba el gasto a la casa, se me hacía fácil usarlo para la cocaína y dejar sin comer a mi familia. Me perdía mucho, al grado de no llegar a veces a casa.
Un día llegué muy drogado y le puse a mi esposa el arma en la cabeza para matarla. Ahí se acabó todo. Nos separamos. Sentía un sufrimiento grandísimo, miraba a mi alrededor y estaba sin familia, sin nada.
Así que agarré el vicio día y noche. Una vez tuve sobredosis, iba a morir. Desperté en el hospital y el doctor me dijo que estuve a punto de un paro cardiaco fulminante.
Luego llegué al Templo de los Milagros, aún con droga y alcohol. Solo que sentí tranquilidad, algo que no conocía. Al poco tiempo escuché de la Hoguera Santa y pregunté qué era. Me explicaron que se trata de entregarle mi vida al Altar, que hay un Dios vivo que puede cambiar mi vida, transformar mi persona.
Decidí dejarle a Dios todo ahí: mis vicios, mi comportamiento, todo lo que hacía mal. Fui liberado de la droga y el alcohol. Cambié totalmente.
Hable con mi esposa y, al ver el cambio, se fue a vivir conmigo otra vez. La recuperé a ella y a mis hijos. Mi matrimonio es muy bendecido, en el hay amor y comprensión.
Como Jacob, Dios cambió mi identidad. Ahora soy el señor Hulmaro; de ser empleado, ahora soy patrón, tengo mi propia empresa. Hago limpieza de parcelas, excavaciones para construcciones, acarreo materiales en mis camiones. Poseo dos camiones, una máquina de excavar, un coche importado para mi esposa, a mis hijos les regalé sus cuatrimotos y me compré mi moto. También logramos obtener dos terrenos, uno de cinco mil metros cuadrados y el otro de mil doscientos metros cuadrados.
Podemos hacer lo que nunca había pensado conseguir. Pero, los bienes no son tan importantes como el Espíritu Santo. Él es Dios en mi interior, tenerlo es ser la propia bendición» -Hulmaro Soberano
Esta oportunidad es para todos
Muchos viven situaciones semejantes o peores que las de Hulmaro. Algunos, en el peor momento de su vida, creen que Dios los abandonó o que ni siquiera existe. Ya que si existiera, no sufrirían. Pero eso no es verdad.
Él es real y quiere cambiar la vida de cada uno de nosotros. Sin importar cuán imposible parezca, para Él todo es posible. Pero la decisión de cambiar de vida está en ti.
La Hoguera Santa en el Vado de Jacob es esa oportunidad. Para más detalles de este propósito de fe, haz clic aquí. Este gran evento cerrará el próximo 11 de julio, aún tienes tiempo.
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