La creación hace esto y le funciona, y ¿usted?

¿Qué es necesario para que la vida de una persona tenga orden? La clave fundamental está precisamente en la obediencia a la Palabra de Dios. ¿Acaso hay algo que lo pruebe?

Con relación a esto, durante el encuentro realizado el pasado domingo 22 de enero, en el Templo de los Milagros, el obispo Franklin Sanches destacó que el primer claro ejemplo está en la creación: «¿A quién, pues, me haréis semejante para que yo sea su igual? —dice el Santo. Alzad a lo alto vuestros ojos y ved quién ha creado estos astros: el que hace salir en orden a su ejército, y a todos llama por su nombre. Por la grandeza de su fuerza y la fortaleza de su poder no falta ni uno.» (Isaías 40:25-26).

«Todo el universo obedece la voz de Dios. Él llama a los astros por su nombre. Todos ellos Le obedecen. Vea que el planeta Tierra gira en una sincronía perfecta y exacta, si lo hiciera más rápido o lento, sería un caos; o si estuviera más cerca o lejos del Sol, nada existiría. El mar tampoco se pasa de raya, está ahí porque Dios le dio la orden de no pasarse.

Todo lo creado obedece la Palabra de Dios, por eso en todo hay orden y funciona con perfección, menos la vida del ser humano. La de él está llena de contratiempos, infortunios, dolores. ¿Por qué? Porque no quiere oír la voz de Su Creador, quiere seguir sus propios caminos, hacer las cosas a su manera, no se quiere rendir ante Él porque se cree muy inteligente y sabio. De hecho, el Creador le dice qué tiene que hacer y cómo», explicó el obispo.

Aunque la vida de la persona sea un desastre, o bien, un verdadero infierno, eso puede cambiar. Solo basta una decisión: escuchar la voz de Dios y obedecerla. Es así como «su vida empezará a tener orden, ya que Dios colocará todo en su debido lugar, a su tiempo, no de la noche a la mañana. Pero, a medida que va obedeciéndolo, Él va organizando su vida, cambiando a su familia, reconstruyendo su hogar, transformando sus finanzas, así como el Universo, que funciona con precisión», agregó.

Además, Dios no solo llama a la humanidad para cambiar su vida y sanarla físicamente, sino para sanar su alma:

«¿No lo has sabido? ¿No has oído que el SEÑOR es el Dios eterno que creó los confines de la tierra? No se cansa ni se fatiga, y su entendimiento es insondable. Da fuerzas al cansado y le aumenta el poder al que no tiene vigor. Aun los muchachos se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen. Pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; levantarán las alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.» (Isaías 40:28-31).

«Eso es lo que Él quiere hacer: darle la fuerza que usted no tiene, quiere quitarle el dolor de su alma. Mientras usted dice estar cansado de luchar por su matrimonio o algún otro asunto y ya no tiene fuerzas (es más, a veces tiene las ganas de desaparecer), Dios le quiere renovar, darle alas como las de las águilas, porque ellas vuelan más alto que todas las aves, ¿entiende por qué? Porque Él le llevará a lugares que usted ni se imagina.

¿Realmente quiere orden en su vida? Entonces, entréguele el 100 % de su vida y el Espíritu Santo vendrá sobre ella, renovándole sus fuerzas. Puede confiar que Él le sustentará», finalizó.

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