Este es su mayor enemigo

Matrimonios desechos, pérdidas económicas, drogadicción… todo eso es causado por su peor enemigo. Aunque muchos piensan que se trata de las fuerzas malignas, en realidad, «su mayor enemigo no son el diablo y sus demonios, pues ellos fueron vencidos en la cruz de Cristo. Su mayor enemigo es usted», señaló el obispo Franklin Sanches el pasado domingo 15 de enero.

«Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida» (Proverbios 4:23).

Y es que, así como del corazón mana la vida, también mana la muerte; cuando no está lleno del Espíritu de Dios, de él sale veneno, odio, rencor, deseos de venganza y todos los deseos ilícitos. Incluso, Jesús recalcó lo siguiente: «Porque de lo que abunda en el corazón habla la boca» (Lucas 6:45). Entonces, «si mi corazón está lleno de odio, ¿qué es lo que va a salir de mi boca?», preguntó el obispo.

El ser humano es cuerpo, alma y espíritu. Cuando Dios creó al hombre y lo puso en el paraíso había armonía; porque el espíritu es nuestra capacidad de razonar, de pensar. El obispo explicó que eso nos hace diferentes de los animales, pues ellos no tienen espíritu, solo tienen alma y viven por instinto. En cambio, «el ser humano puede tomar decisiones, piensa, y solo comete errores porque quiere».

Como dijimos, cuando Dios creó al hombre había armonía porque el espíritu del hombre era guiado por el Espíritu Santo, el corazón humano era puro y temeroso de Dios. «Cuando el alma tiene temor y reverencia a Dios, entonces ella estará sujeta al espíritu de la persona, y así tomará las decisiones correctas», comentó. Pero cuando el hombre pecó, lo hizo porque dejó de usar la cabeza y utilizó el corazón (sentimientos).

«El diablo, cuando tentó a Eva, intentó poner en ella un deseo; no fue en la cabeza, fue en el alma, en el corazón. El diablo le preguntó: “¿es cierto que Dios dijo que no puedes comer de ese fruto?”. Y ella le dijo: “no, eso no fue lo que Él dijo, sino que de todos los árboles podemos comer, menos de aquel fruto, porque el día que lo comamos, moriremos”.

Ella sabía que si se lo comía iba a morir, pero el diablo argumentó: “no morirás, al contrario, si comes del fruto serás igual a Él, conocedor del bien y del mal”», explicó el obispo Franklin.

Como el fruto era deseable, ella comió y provocó un desequilibrio: el ser humano ya no vivió de acuerdo al espíritu, sino por el corazón. Desde ahí comenzó la decadencia de la humanidad.

Hoy en día eso continúa sucediendo. «¿Ya escuchó la expresión: fue amor a primera vista? ¿Eso es usar la cabeza o el corazón? ¿Cuántos ya se casaron equivocados porque usaron el corazón y no la cabeza? Algunos, sobre todo los jóvenes, se dejan llevar por sus emociones e incluso ignoran lo que sus padres, por experiencia, les aconsejan. O ¿Cuántas personas pensaron que tener un hijo con esa persona los uniría más? No obstante, esa unión no llegó y los hijos son quienes sufren. También están los que se dejaron llevar por una ambición, pero por tomar una mala decisión lo perdieron todo. Vea el peligro que hay», comentó.

El corazón es el mayor enemigo de las personas. Por seguirlo, muchos ya perdieron su matrimonio; al conocer a alguien más se dejaron llevar y su corazón comenzó a desear las actitudes que ya no están presentes en su casa. El obispo explicó que «la infidelidad no sucede en un momento de debilidad. Jesús dijo que esto inicia desde que una persona desea a otra que no le pertenece. Así, el corazón hace un plan, hasta que el acto se consuma. Y con los vicios sucede lo mismo».

Sin embargo, en la cabeza del hombre siempre existirá lo que conocemos como conciencia, ahí está la voz de Dios; ella dice: “no lo hagas”. Hasta la persona que no cree en Dios tiene conciencia de lo que es correcto y lo que no. Pero, normalmente, el corazón la controla hasta cometer un error tras otro y llevarla a la ruina.

Dios nos dio Su Palabra para que con ella pensemos y no usemos el corazón. Ella es la base de una vida próspera, un matrimonio feliz, una vida sana. «En el momento en el que usted recibe el Espíritu Santo, la presencia de Dios, comienza a usar la razón».

«Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (Jeremías 17:9).

Además de engañar, el corazón es perverso. Lo que él hace le daña no solo a usted, sino también a los que le rodean. Tal vez usted está leyendo esto y ya no quiere vivir de esta forma, guiado por sus emociones. Y se pregunta ¿cuál es la solución? ¿Hay un remedio?

«Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré» (Ezequiel 36:25).

El agua es la Palabra de Dios, ella le limpia, le hace entender el porqué de lo que está sucediendo en su vida. En realidad, Dios no le condena por su pasado, al contrario, quiere que usted escriba una nueva historia:

«Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra» (Ezequiel 36:26-27).

Jesús puede quitarle el dolor del alma, las traiciones, engaños, desconfianza, miedos y más… Cuando le entrega toda su vida, Él entra y le guía a tomar las decisiones correctas.

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