La ausencia que mata en vida

¿Qué lleva a una persona a vivir sin rumbo y sin esperanza? Eso puede suceder incluso con quienes poseen todo. A veces la gente se hace a la idea de que, con una carrera, vida próspera, familia, etc., es posible darle plenitud a su ser; sin embargo, llega el momento en el que no pueden explicar por qué se sienten de esa manera.

De acuerdo con lo que explicó el obispo Franklin Sanches el pasado domingo 17 de diciembre en la Reunión del Espíritu Santo, esto se debe a la falta de la Presencia de Dios. Y no es solamente cosa del presente. La Biblia tiene registrado que antiguamente esa desesperanza también se manifestó en el pueblo de Israel:

«Entonces Él me dijo: “Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: ‘Nuestros huesos se han secado, y nuestra esperanza ha perecido. Estamos completamente destruidos’”» (Ezequiel 37:11).

Como se refleja en el versículo anterior, la ausencia de la Presencia de Dios en el ser humano hace que las personas piensen: «“Ya no hay nada que hacer, ya no tengo salida, ya no tengo a dónde ir”. Es el caso de la persona que decide morir o destruir su matrimonio, por ejemplo, porque ya no ve más esperanza. Pero esa voz interior es la del diablo, la que hace que alguien quede completamente cegado pensando que ya intentó “todo”», detalló el obispo.

Sin embargo, el obispo Franklin destacó que ese «intentar todo» es entre comillas porque las personas lo hacen a su manera consultando a profesionales, amigos, familia, brujos e incluso hasta el internet, pero nunca han permitido que Jesús entre a su casa. «Y a veces ellas quieren saber lo que dicen las cartas, las runas, el café y los planetas sobre su futuro. No obstante, no buscan lo que está escrito en la Palabra de Dios. Por eso permanecen en la misma situación en la que están: sin esperanza».

Solo que Dios tiene un mensaje para todos los que están pasando por esto:

«Por tanto, profetiza, y diles: “Así dice el Señor Dios: ‘Voy a abrir sus sepulcros y los haré subir de sus sepulcros, pueblo Mío, y los llevaré a la tierra de Israel. Y sabrán que Yo soy el Señor, cuando abra sus sepulcros y los haga subir a ustedes de sus sepulcros, pueblo Mío. Pondré Mi Espíritu en ustedes, y vivirán, y los estableceré en su tierra. Entonces sabrán que Yo, el Señor, he hablado y lo he hecho’, declara el Señor’.”» (Ezequiel 37:12-14).

Con base en esto, el obispo detalló que Dios está listo para sacar de esa situación a todo aquel que se siente muerto en vida (aunque fuera la primera vez que asistieran a esta reunión): «Lo que nadie pudo hacer por usted, Él lo hará. Dios quiere colocar en usted Su Espíritu. Él sabe sobre las noches en las que llora; sabe de su desesperación por las amenazas que está viviendo; sabe que está perdiendo todo. Quizá es un empresario que vive de fachada y su mujer desconoce que está en la quiebra; o, bien, es una esposa que se pone maquillaje para que nadie sepa que es golpeada por su marido; o a lo mejor esconde su dolor a través de una buena ropa… Pero Dios sabe lo que está dentro de usted. Él dijo que le sacará de esa sepultura y que pondrá Su Espíritu».

Para finalizar, el obispo ministró la búsqueda de la Presencia de Dios a fin de que esta promesa se cumpla en la vida de quienes tomaron la decisión de entregarse por completo al Señor.

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