El secreto para una vida en paz

Diariamente, sea en la televisión, en la radio o en nuestras actividades diarias, vemos situaciones que nos confirman que la inseguridad, la violencia, el caos, la tristeza y un sinfín de acontecimientos están acabando con la paz que hay en el mundo. La gente, a su vez, vive desconfiada, se siente insegura y, muchas veces, eso les impide llevar una vida normal. Por otra parte, la falta de paz también se ha visto reflejada en la vida personal de la mayoría de las personas, por ejemplo, por no poder completarse en la vida sentimental, o bien, por no tener una buena relación con la persona que pactó pasar el resto de su vida. Hijos o familiares en los vicios, falta de dinero, enfermedades… también les roba la tranquilidad.

Entonces, ¿cómo tener la paz que todo mundo busca? El obispo Edir Macedo, en una reunión realizada semanas atrás, responde esa pregunta: “Muchos pueden responder rápidamente que “buscando a Dios”. Pero, entonces, ¿por qué existen tantas personas en las iglesias que Lo buscan y, aun así, viven angustiadas? Esto es, porque aún no han alcanzado la plenitud de vida prometida por Dios en Su Palabra”. El obispo también dijo que Dios concede Su paz a los que, por medio del sacrificio, se hacen Sus escogidos. No sólo para disfrutar de esta paz, pero sobre todo para servirle.

Así como una persona para trabajar en una empresa necesita ser preparada para ocupar el cargo, así también Dios habilita a sus siervos con la paz de Él. “Dios, en Su infinita misericordia y sabiduría, nos da el Espíritu de Él para ser Sus testigos. No basta sólo creer que eso sucedió y hablarlo con las otras personas. La condición de testigo sólo la da el Espíritu de Dios, pero para recibirlo, la entrega debe ser total”, enfatizó.

El obispo Macedo recalcó que el interés de Dios en darnos Su Presencia es que todos sepan que Él está Vivo. “Ser morada y testigo del Espíritu Santo es un privilegio de quien eligió ser siervo del Altísimo. Sólo que es en ese punto que muchos, sin darse cuenta, están sirviendo a otro señor, creyendo que sirven a Dios”, finalizó. En otras palabras, la paz que el mundo necesita, que quizá tú mismo estás buscando, sólo puede alcanzarse a través del Espíritu de Paz, que es el Espíritu Santo y para recibirlo, hay un precio: el sacrificio, la entrega total a Él.

“Pensaba que sólo había nacido para sufrir y fracasar»

“A los cuatro años, quedé huérfana de ambos padres. ¡Fue un golpe muy duro! Crecí con mucha tristeza y, en la adolescencia, me refugié en el alcohol y el cigarro, me acababa una cajetilla cada vez que tomaba. Cuando cumplí 20 años, comencé a tomar pastillas para dormir y antidepresivos, me diagnosticaron depresión crónica. El consumo de alcohol incrementó al punto de tomar un día sí y un día no. Además, tuve un accidente automovilístico en el que casi muero, perdí mi empleo y un matrimonio. Mi hijo lloraba al verme y me decía que no quería tener una madre alcohólica.

Fui a casas de limpias para buscar ayuda, me hicieron amarres y una cirugía espiritual, pero no me sirvió. Para mí, ¡Dios no existía! Una noche en la que no podía dormir, sintonicé el programa de televisión del Centro de Ayuda Universal y al verlo supe que Dios no me había abandonado. Me dieron ganas de ir, fui a una reunión y lo comprobé, pues el insomnio y la depresión los fui superando.

Al poco tiempo, perdí el gusto por alcoholizarme y fumar. Las bendiciones no pararon, pues conforme fui practicando mi fe, Dios me bendijo financieramente: conquisté una lavandería y un auto. La relación con mi hijo es muy buena, ambos asistimos al Centro de Ayuda Universal. ¡Somos muy felices!”, Adela Cuervo.

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