El poder de una buena actitud

Una de las decisiones más importantes que debemos tomar es la actitud que debemos de tener cada día, pues esta determina nuestro éxito o fracaso. Si mis actitudes son correctas, nada podrá detenerme. Las emociones negativas resultan de nuestras actitudes y, como tal, las podemos controlar. Puedes elegir cómo pensar y sentirte ante cualquier circunstancia por la que atraviesas y la manera de enfrentar toda situación emocional que dispare una respuesta física.

Aunque se manifiesta en cualquier ámbito de nuestra vida, es en el lugar de trabajo donde más repercute, ya que es donde pasamos la mayor parte del tiempo e, incluso, llega a influir en la convivencia y trato con la gente a nuestro alrededor, como el jefe, empleados, clientes, etcétera.

Analiza si tus actitudes son la forma en la que quieres pensar y creer. ¿Dejarás que las circunstancias o decisiones te definan? He aquí una lista de consejos que ayudarán a cambiar tu comportamiento:

• Pregúntate qué sientes en determinada circunstancia.
• Aprende a escuchar.
• Elógiate con palabras de reconocimiento por logros personales.
• Demuestra acciones de amabilidad para con los demás.
• Desecha miedos, frustraciones o enojos.
• Respira profundamente.
• Cuando pases por una situación adversa o contraria, desvía tu atención a eventos o personas que te han dado tranquilidad o bienestar.
• Mantén una mente positiva.
• La comunicación es importante.
• Relájate y sonríe.

Recuerda: no importa el puesto que ocupes, ¡todas las personas somos importantes! Y de nuestras actitudes depende mucho la sana armonía y convivencia que se genere en el espacio laboral.

Por Marisol Gutiérrez
Licenciada en Comunicación por la Universidad del Tepeyac

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