La buena voluntad del Señor
«¿Quién guio al Espíritu del Señor, o como consejero suyo le enseñó?» (Isaías 40:13)
¡Oh! ¡Locura la mía! ¡Yo lo intenté algunas veces y, claro, fracasé en esta empresa insana!
Usted puede pensar que nunca hizo eso, pero también lo hizo, lamentablemente. Y, peor, de rodillas.
Cuando, sutilmente, pensamos que tenemos el control sobre las circunstancias, porque conocemos la Biblia, somos fieles, frecuentadores de la Iglesia…
O, cuando buscamos sostener las redes de nuestra vida orando y sugiriéndole a Dios lo que Él tiene o no tiene que hacer.
Cuán bobos somos al creer que el Altísimo es el que debe someterse a nuestros planes, ¿no es así?
No, yo no quiero gastar tiempo y energía «conduciendo» o «aconsejando» a Dios. Puedo buscar el cumplimiento de todas Sus promesas, pero confiando siempre en que su voluntad es buena, perfecta y agradable para mí. Él es el Dios bueno y verdadero cuando sana, y continúa siendo el mismo cuando deja morir.
Creer en la soberanía, bondad, justicia y perfección de Él nos libera y nos da paz.
¿Sabes qué es el librito abierto mencionado en Apocalipsis?
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