Una persona chismosa puede causar daños irreversibles en los demás
«Me enteré que fulano…», «Te voy a contar algo, pero no se lo digas a nadie…» e, incluso, «¡Te tengo un chisme!» son algunas de las frases que, posiblemente, ya escuchaste en una persona que, de forma consciente o no, le gusta indagar sobre la vida ajenas y contársela a los demás. Incluso, puede ser que lo haga justamente contigo.
«Quien emite chismes no es consiente del impacto que provoca su comportamiento, distorsiona lo que ve o escucha, hace cosas que no son acordes a la situación, no comprende los límites, solo actúa», mencionó Miriam Hernández, especialista de la Clínica de Asistencia a Pacientes de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM).
Y es que, cuando se habla mal de alguien, el daño se difunde y tiene consecuencias graves, como en la autoestima, comportamiento e imagen, que pueden ser imposibles de reparar. Para la también psicóloga, la ayuda profesional es una buena alternativa para erradicar con este problema, así como comenzar con algunos detalles, tales como:
- No des atención a comentarios malintencionados
- Si es posible, ayuda a solucionarlo, si no evítalo
- Platica en privado con los autores
- Cuando te cuenten un chisme, cambia de tema
- Si lo anterior no es posible, retírate
- No olvides algo que se dice por ahí: el chisme muere cuando llega al oído de la persona inteligente.
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