Testigos de Dios

A pesar de lo gloriosas que puedan ser las bendiciones otorgadas por el Altísimo, un día llegarán a su fin. Así fue con David y también con Moisés. Sin embargo, aunque su gloria en este mundo haya pasado, la presencia del Espíritu Santo permaneció con ellos por toda la eternidad, y así, ambos continúan ejerciendo el papel que Dios les dio, es decir, el de ser Sus testigos.

«Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hechos 1:8).

Este es el mayor propósito

Aunque el Señor Jesús nos ofrece una vida de calidad en la Tierra, la mayor realización del Altísimo es que tengamos vida eterna, un logro posible solo con el Espíritu Santo. Así, cuando Lo recibimos, además de alcanzar el Reino de los Cielos (la mayor tierra prometida), nos convertimos en testigos de Su resurrección, para que otros sepan que Él está vivo y puede salvarlos.

«El ángel le respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el Poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra; por eso el Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios”» (Lucas 1:35).

Para aclarar: aquellos que poseen el Espíritu Santo en su interior son considerados aptos por Dios para cumplir con Su propósito de Salvación, pues solo quien es hijo Suyo tiene condiciones de hacer la voluntad del Padre.

Volverse testimonio

Con esto, si deseas ser parte del propósito del Altísimo y ser un testimonio Suyo en este mundo, participa en el Ayuno de Daniel.

Este propósito de fe de 21 días terminará el 10 de diciembre, y tiene el objetivo de que quienes participen reciban el Espíritu Santo. Para tener más información sobre cómo participar, haz clic aquí.

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