¿Te la perdiste? Jesús sana al hombre hidrópico

Se nos fue una semana más y la novela de Jesús nos sorprendió con momentos impactantes.

Una reunión llena de sorpresas

En medio de la reunión organizada en casa de Arimatea, llegan Adela, Diana y el hombre hidrópico a quien apodan «bestia». Al ingresar a la casa, todos se sorprenden por su apariencia, y lo primero que hace el hombre hidrópico es acercarse a Jesús. Este le pregunta qué es lo que desea y el hombre le responde que quiere ser curado. Él pregunto en voz alta si era lícito sanar en el día de reposo, pero nadie contestó. «Y Él, tomándolo de la mano, lo sanó y lo despidió. Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey en un hoyo en día de reposo, y no lo saca inmediatamente? Y no pudieron responderle a esto.» (Lucas 14:4-6).

Todos asombrados por lo que acaban de presenciar murmuran sobre el acontecimiento.

Campanas de boda

Malco acude a pedir la mano de Marta, y Lázaro no se opone, pero al acercarse a Marta, esta se desmaya y cae en sus brazos.

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Al despertar, Marta le pide a Lázaro y a María que la dejen hablar a solas con Malco. Ya sin sus hermanos, ella le pregunta qué siente por ella. Y en respuesta, el soldado del templo le dice que es amor y no deja de pensar en ella. Marta le responde que nunca le habían dicho nada igual, pero que ella es muy organizada y sabe que él es todo lo contrario. Sin embargo, Malco le dijo que podía ordenarlo a él, no obstante, que todo lo que necesita saber es lo que ella siente. Y, al describirle cómo se siente, le deja claro que también está enamorada de él.

De sueño a pesadilla

Mientras Laila dormía, soñaba que vivía feliz su romance con Jairo, hasta que aparece su esposo Simón el fariseo y la apedrea. Desesperada, pide compasión mientras es lapidada. Al ver que su esposa está teniendo un mal sueño, Simón la despierta para decirle que todo está bien.

El joven rico

Emocionado por saber que Jesús está en la ciudad, Abel, el hijo de Chuza y Juana, sale a buscarlo, pues desea conocerlo. Y al encontrarlo le cuenta al Maestro que vivió un tiempo en Roma, pero que ahora vive en Damasco por cuestión de negocios, pero como ha escuchado maravillas sobre Él y que dicen que es el Hijo de Dios, Abel le dice que él también lo cree y le pregunta qué debe hacer para ganar la vida eterna, a lo que Jesús le respondió:

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«Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos.

—¿Cuáles? —preguntó el joven.

Contestó Jesús:

—“No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre” y “ama a tu prójimo como a ti mismo”.

 —Todos esos los he cumplido —dijo el joven—. ¿Qué más me falta?

Jesús respondió:

—Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

Cuando el joven oyó esto, se fue triste porque tenía muchas riquezas.» (Mateo 19:17-22).

Zaqueo prepara un banquete

Emocionado por saber que Jesús está pasando por Jericó, Zaqueo, un hombre muy rico que es jefe de los recaudadores de impuestos, busca verlo, aunque sea de lejos y, como es de baja estatura, al ver que se acercaba una multitud, se subió a un árbol sicómoro. Cuando Jesús pasó por ahí, miró hacia arriba del árbol en donde estaba zaqueo y le dijo: «Zaqueo, baja enseguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa. Así que se apresuró a bajar y, muy contento, recibió a Jesús en su casa. Al ver esto, todos empezaron a murmurar: ”Ha ido a hospedarse con un pecador”.» (Lucas 19:1-7).

Emocionado, Zaqueo fue a su casa a realizar los preparativos para recibir a Jesús y Sus discípulos.

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Sigue con: Yo tenía envidia de la prosperidad de los malos…