Si el Espíritu que resucitó a Jesús entra en tu vida, te levantará

Una mañana de domingo fue cuando sucedió el más grande acontecimiento: «El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado» (Lucas 24:1-6).

Sí, el Señor Jesús resucitó. La evidencia de ello son todas las vidas que han sido transformadas por Su poder. «Y… ¿cómo puedo saber que Jesús realmente resucitó?», preguntó el obispo Franklin Sanches durante el Santo Culto del pasado domingo 8 de abril. «No lo veo, no puedo tocarlo ni sentirlo, pero lo sé porque Él me resucitó a mí. Yo estaba muerto, Él me sanó y restauró a mi familia», contó.

Tal vez usted ya escuchó hablar sobre Jesús toda su vida, sin embargo, Él no quiere que uno solo escuche sobre Él, sino que Lo conozca y que dé testimonio de que Él está vivo; no porque esté escrito en la Biblia, ni porque se lo contaron, sino porque Él se manifieste en su vida, lo sane, lo libere y transforme su ser por completo.

«Esa es la evidencia, es lo que Él anhela mostrarle. Asimismo, Dios no quiere que su fe sea una fe teórica, ni que sea una fe que pueda ser fácilmente cambiada», agregó.

Un verdadero encuentro

Cuando una persona tiene una experiencia real con Jesús, cuando Él toca su vida, lo sana, lo libera, y entra en su interior, en la persona del Espíritu Santo, entonces su fe ya no será de teoría, sino que será la fe de alguien que conoció al Señor Jesús.

Esto lo vemos con los apóstoles, quienes resistieron todas las luchas a las que se enfrentaron: fueron perseguidos, maltratados, humillados, vivieron un infierno y, al final, murieron por Jesús.

Tal vez te preguntas, ¿por qué estuvieron dispuestos a tanto? Porque ellos vieron a Jesús resucitado. «Los apóstoles tuvieron la dicha de ver vivo a Aquel que murió en la cruz. Y eso les dio las fuerzas para luchar y llevar el Evangelio a todos los rincones», explicó.

No obstante, «yo, ninguno de nosotros, lo ha visto, pero hemos experimentado que Jesús está vivo. Es por eso que yo hablo sobre Él y nadie me va a silenciar», afirmó el obispo. De la misma forma, cuando usted tenga un encuentro con Dios, va a decir: «¡Jesús está vivo y yo no puedo callarme! ¡Tengo que anunciarlo!».

Así fue como sucedió con las mujeres que habían ido a buscar a Jesús al sepulcro y no lo hallaron. Pero cuando salieron de ahí y el ángel les informó lo que había ocurrido, ellas se apresuraron, gritándole a los 4 vientos que el Hijo de Dios está vivo.

El secreto para levantarse

Es posible que en estos momentos su interior se encuentre deshecho, como si estuviera muerto en vida. ¿Cómo cambiar esa situación? El secreto para levantarse y cambiar de vida es tener dentro de usted al Espíritu de Dios. Solo así es posible permanecer firme ante las adversidades y recibir fuerzas para continuar, así como lo hizo con el Señor Jesús.

«Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros» (Romanos 8:11).

Él quita de la persona toda la tristeza, enfermedades, vicios, dolor… ¿Qué hacer para que el Espíritu Santo entre en usted? Dios no busca personas perfectas, sino sinceras. Basta tomar la decisión de entregarse a Él.

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