No estás solo

Aunque Jesús sabía que al entrar a Jerusalén empezaría su trayectoria rumbo al Calvario, en donde moriría al ser crucificado, Sus seguidores Lo abandonarían, y hasta uno de sus apóstoles Lo traicionaría, no desistió a pesar de quedarse solo.

¿Por qué? Aun cuando Jesús ya sabía todo lo que iba a padecer y sufrir, e incluso estaba en Sus posibilidades cambiar los planes y librarse de ese dolor, Él decidió ir hasta el final y ser crucificado porque tenía fe de que aquello que estaba escrito se iba a cumplir; Él confió en que la promesa de que, aunque moriría, al tercer día resucitaría.

La convicción de la fe racional

«La fe es lo que me da la garantía, la certeza de que voy a vencer, aunque todo y todos estén en mi contra, aunque yo no tenga a nadie que me respalde», dijo el obispo Franklin el domingo pasado durante el Santo Culto; pues, así como Jesús que fue torturado y murió solo, pero se mantuvo firme hasta el final, de la misma manera debe ser aquella persona que siente que los problemas la superan, aquella que se siente sola, pues aquel que vive por la fe no se entrega al problema ni se resigna o se da por vencido, pues sabe que lo que está escrito se tiene que cumplir.

Sin embargo, en la práctica, uno de los mayores problemas de las personas es que se enfocan en lo que no tienen, su éxito depende de si tienen dinero, o el apoyo de alguna persona, etc., cuando en realidad deberían mirar para lo que sí tienen: a Dios de su lado. Quien lo tiene, tiene todo, ya que Él puede darle todas las cosas.

«Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» (Hebreos 11:1). «Es decir, yo no estoy viendo, no estoy palpando, no estoy sintiendo, pero sé que Dios está conmigo. ¿Sabe por qué sé que Él está conmigo? Porque yo estoy con Él», señaló el obispo, pues esa es la convicción que debemos tener, porque «fe no es creer en Dios, fe es certeza, tengo certeza de que voy a vencer, de que mi familia se va a restaurar, de que voy a salir de la miseria, de que me voy a curar, pues fe es certeza, y eso es lo que el Espíritu Santo coloca en nosotros», añadió.

El poder de la Palabra

«Porque por ella recibieron aprobación los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.» (Hebreos 11:2-3).

Todo lo que existe se creó a través de la Palabra de Dios, de la nada creó el mundo, al ser humano y todo lo que vemos. De la misma manera, Él tiene el poder para crear aquello que le hace falta, si no hay dinero, el Creador abrirá oportunidades; si no hay paz, le dará paz; si no hay amor, le dará amor, etc.

Es decir, la confianza en Dios, trae una recompensa, como podemos leer en el versículo 6 de Hebreos 11:

«Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que es remunerador de los que le buscan.».

«Entonces cuando ore, crea que Él está escuchando, no porque usted lo merezca, sino porque Él prometió que iba a escucharle en el Nombre de Jesús. Crea, fe es eso. Cuando yo hablo con Dios no tengo la menor duda que Él me escucha, no hay la menor duda, porque Él lo prometió, no es porque yo sea obispo, no, es porque está escrito y lo que vale es lo que está escrito.

Entonces cuando usted se acerca a Dios, crea que Él existe, que está aquí, en este momento está aquí, y Él recompensa aquellos que Lo buscan de todo corazón», finalizó el obispo.

Lee también: No te condeno