¿Renta de personas?

En Japón, se renta a personas para interpretar temporalmente el papel de amigos, familiares e incluso novios

El índice de divorcios en la sociedad japonesa es muy alto. Esa realidad da lugar a hijos que no conviven con el padre y la madre, pero también nuevos solteros y solteras que pueden estar solos durante años. Japón es un país cada vez más moderno, rico, productivo y carente.

Incluso, este panorama hizo que surgiera un verdadero “mercado de la carencia” y, para proveerlo, se lanzan diversos productos con gran éxito de ventas, como programas de computadoras que simulan conversaciones de audio con alguien, cojines con brazos para que el dueño se sienta abrazado y almohadas que imitan un regazo.

Incluso se venden muñecos de silicón que simulan seres humanos de tamaño natural para fines sexuales, muchas veces comprados solo para que sus dueños y dueñas finjan que tienen a alguien en casa: “conversan” con ellos, les dan regalos e incluso construyen lazos “afectivos”.

Pero, además de comprar muñecos, los japoneses ahora rentan seres humanos de carne y hueso. Contratan, por cierta cantidad, a personas que se hacen pasar por padres, hijos, novios, cónyuges, etc.

La agencia más conocida con ese tipo de actores es la Family Romance. Su dueño, Yuichi Ishii, de 37 años, ya tiene más de 2 mil empleados. Él también interpreta esos papeles y solo duermes tres horas al día para ocuparse de todas sus “familias”.

“Rentamos todos los tipos de familiares y amigos, y para todos los tipos de situaciones”, dijo el inusitado empresario en una entrevista realizada por la red británica BBC. Él dejó claro que el sexo o los besos no están incluidos en el trabajo, pero también confesó que casi besó a una “esposa”.

Eso puede provocar daños. El propio Ishii dijo que hay clientes suyos con hijos que lo contratan para ser marido o exmarido y simular que es una figura paterna. Según él, muchos niños creen que él es su padre y forman lazos sin desconfiar de que se trata de una mentira.

Decir la verdad, según él, corre por cuenta de la familia.

Ishii incluso dice que no se casa por miedo de “decepcionar” a los clientes, ya que les darían celos. Él mismo confiesa que ya tuvo dificultades para diferenciar quién es en cada uno de sus personajes, pues crea uno de acuerdo con la necesidad de la clientela y cambia el tono de voz, la risa, vocabulario, entre otras características.

“Vivimos tiempos en los que es necesario complementar las relaciones con rentas. Cuando usted renta a alguien, es porque de alguna manera no puede obtener una relación por cuenta propia”, relata Ishii, exponiendo sin querer esa triste situación.