¿Qué te hace falta para ser feliz?

Cuando invierte toda su vida y su ser en el Espíritu de Dios, Él viene sobre usted y lo(a) hará feliz

Hace unos días, se celebró el Día Internacional de la Felicidad, fecha que se festeja desde el año 2012 cuando surgió para concientizar a la gente sobre la importancia de ser feliz y mostrar todos los beneficios que este estado de ánimo le trae a la salud.

Según un estudio realizado por la Universidad de Utah, en Estados Unidos, demuestra que las personas que son felices tienen un sistema inmunológico más fuerte que evita que te enfermes o que cuando lo hagas, tengas más defensas para combatir las enfermedades.

Además, la felicidad también mejora el sistema cardiovascular, retrasa el envejecimiento y aumenta el poder de cicatrización. Sin contar que las personas tienden a cuidarse más, llevan una buena alimentación, tienen sueño de calidad y muchas ganas de hacer ejercicio.

Por todos estos beneficios, el país asiático Bután, sugirió a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que se creara el Día Internacional de la Felicidad y, con la aprobación de 193 países miembros, la fecha entró en el calendario oficial del mundo.

Según el escritor belga Leo Bormans, autor del libro “The World Book of Happiness” (El Libro Mundial de la Felicidad), contó al diario británico Daily Mail que muchas personas buscan la felicidad en la fama o en objetos materiales, como coches, ropa y dinero, pero no es suficiente. Además, relató que otras personas buscan la felicidad en relaciones amorosas o en la apariencia física. Pero tampoco funciona.

Entonces, si la felicidad no está en el dinero, en la fama, en el placer carnal o en la belleza, ¿dónde está?

De acuerdo con el obispo Macedo: “La gente está acostumbrada a tratar el cuerpo, quiere sanarse, casarse y dinero, solo que lo más importante es el interior, es el alma. […] Cuando el alma bebe del Espíritu Santo, las personas no dependerán de su esposo(a), del novio(a), de la boda o del dinero para ser felices, pues ya lo son por sí mismos. Cuando invierte toda su vida y su ser en el Espíritu de Dios, Él viene sobre usted y lo(a) hará feliz”.

La búsqueda de la felicidad no debe enfocarse en lo material, sino en lo espiritual; por lo tanto, si sientes que te falta algo, ¿por qué no llenar ese vacío con el Espíritu Santo? Si actúas con fe, reflejarás lo feliz que eres al encontrar lo que por tanto tiempo has buscado.

“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16:24).

“Mi apariencia demostraba lo mal que estaba mi vida”

“A raíz de los problemas que vinieron cuando mi mamá se separó de mi papá y se enfermó, caí en depresión. Me dolía ver cómo se esforzaba por estar bien, para que los médicos no le dieran ninguna esperanza.

Desesperado, traté de encontrar la felicidad que anhelaba yéndome con mis amigos a las fiestas, a los antros y a los centros nocturnos; buscaba evadir mi realidad queriendo sentirme parte de algo y como aparentemente no tenía problemas tomando, empecé a ausentarme de mi casa.

No entiendo por qué, pero me creía culpable de que el matrimonio de mis papás se hubiera deshecho y, enojado, me involucré en la brujería, solo que empeoró mi situación porque veía sombras raras y en las noches sentía que alguien me tocaba. Dormir se volvió algo imposible, pues parecía como si estuviera teniendo relaciones sexuales, ¡era desgastante! Mi apariencia reflejaba mi sentir al maquillarme de seres oscuros para esconder tanto mi interior como mis pensamientos.

Así llegamos al Centro de Ayuda Universal y, aunque ya lo conocía, no fue hasta que traje a mi mamá y la vi sana, que decidí asistir y usar la fe.

El cambio que tuve, con el tiempo, fue increíble. Hoy duermo sin problema, dejé los vicios, la depresión y sobretodo, mi apariencia demuestra lo feliz que soy”, José Melgoza.