¿Por qué usted está tan preocupada y distraída?

La historia bíblica de Marta ocurrió hace muchos años, pero se repite en la vida de muchas mujeres actualmente. ¿Y en la suya?

Un pasaje del capítulo 10 en el Evangelio de Lucas describe que el Señor Jesús entró a una aldea y fue recibido en la casa de Marta.

La historia relata que su hermana, María, estaba interesada en lo que Su Señor hablaría y se sentó a Sus pies para escucharlo. Mientras tanto, Marta se distrajo con los quehaceres de la casa —creemos que ella se había preocupado por dejar la casa limpia y ofrecerle un buen banquete al Señor.

En ese momento, Marta le pidió a Jesús que le ordenara a su hermana que la ayudara. Sin embargo Él respondió: “Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas 10:41-42).

Vemos por medio de ese ejemplo algo común en la vida de las mujeres. Es de su naturaleza que se preocupen por diversas actividades en un corto periodo de tiempo: saber cómo están los familiares, limpiar la casa, estudiar, trabajar, encargarse de la salud, entre otras.

Muchas también están preocupadas por sus quehaceres en la Obra de Dios y piensan que de esa forma Le están agradando, pero olvidan que hay algo mucho más necesario: la comunión con Dios.

El hecho de estar siempre ansiosa y preocupada es uno de los motivos por los cuales muchas no reciben el Espíritu Santo o están con la fe debilitada.

A causa del ajetreo del día a día, muchas están como Marta. Es claro que es necesario resolver las obligaciones cotidianas, pero no es prudente dejar que estas le impidan obtener la buena parte mencionada por Jesús en la Biblia: escuchar las enseñanzas de Dios. A final de cuentas, si sus oídos no están inclinados para escucharlo, usted no logrará mantener la intimidad con Él.

Primero la voz de Dios

El obispo Sergio Corrêa, responsable del grupo de los obreros de la Universal de Brasil, explica por qué es esencial separar momentos para meditar en la Palabra de Dios: “Todos nosotros necesitamos trabajar para el Reino de Dios, ganar almas, ayudar a las personas, pero, si hacemos esto sin separar momentos para escuchar Su voz y guardar Sus mandamientos, caeremos en pecado”.

Regresando al versículo mencionado al inicio del Texto, concluimos que María también cumplía sus obligaciones, pero separó aquel momento en el que el Señor Jesús estaba a su lado para oír solo Su Voz —actitud que, según Él, fue aprobada. Ella se preocupó por detener algunos minutos de “hacer” para “ser”.

Por lo tanto, si usted está actuando como Marta, detenga todo, respire y reconsidere sus prioridades. Preocúpese por agradar a Dios oyéndolo en primer lugar.