La zona más poblada de México tiene una sede de la Universal

Cuando los españoles llegaron a tierras aztecas se toparon con una gran villa defensora y proveedora donde Hernán Cortés y sus tropas fueron recibidos por el entonces tlatoani Cuitláhuac.

Este lugar era lo que hoy conocemos como la Delegación Iztapalapa, quien recibe su nombre de la vieja ciudad Iztapallapan, “sobre la loza en el agua”, en náhuatl, debido a que tuvo sus asentamientos en partes firmes y en aguas del sur del lago de Texcoco.

Anteriormente, la forma de comunicarse con la Ciudad de México era por una red de canales que penetraban hasta el centro, incluso hoy, los ríos de carros y gente recuerdan el antiguo correr de las aguas de ese tiempo.

Y en esta demarcación del oriente, considerada como la más poblada de todo el país, el Centro de Ayuda Universal abre sus puertas de lunes a domingo en cuatro diferentes horarios para que puedas asistir en el que se ajuste más a tus necesidades y tu estancia al buscar a Dios, sea lo más placentera posible.

Estacionamiento gratis, área de niños, un gran salón y muchas comodidades más te esperan en Av. San Lorenzo núm. 69, Col. Ampliación San Miguel (a una cuadra y media del metro UAM-I), CDMX. Si te encuentras cerca, puedes visitar la Universal.

Te estamos esperando.

Cuando supo que Dios no la abandonó, corrió a buscarlo

María de Lourdes García

“A base de medicamento era como me mantenía con vida. Tenía presión alta e hipertensión y los médicos me dijeron que en cualquier momento me podría dar un paro cardiaco.

En lugar de mejorar, empeoraba. Me dolía la cabeza, el cerebro, me daban derrames en los ojos y siempre estaba agotada, cansada, ¡solo quería dormir! No podía comer sal, café, chocolate ni grasa, mucho menos subir de peso, ya que eso era fatal para mí. Lo costoso de los medicamentos fracturó mi economía, no me rendía nada…

¿Qué iba a hacer? Pensaba en las noches que pasaba en vela mientras lloraba por mi situación.

Llegué a creer que nadie estaba a mi lado, pero en la Universal descubrí que Dios no me había abandonado y esperanzada fui a buscarlo. ¡Y no me equivoqué! Él nunca me dejó sola y me lo demostró llenando el vacío de mi interior. Por los votos de fe que hice vi mi vida bendecida.

Dejé de depender de pastillas, no me falta nada y mi familia es feliz. Tengo lo que jamás pensé y lo glorificó en todos los sentidos”.

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