La conciencia que transmite paz

La mayor gloria del ser humano consiste en el bautismo con el Espíritu Santo. Esto es porque, por medio de Su recibimiento, garantizamos la alegría plena y la paz en nuestra conciencia, lo cual nos lleva a la certeza de la vida eterna por nuestra conducta, según la voluntad de Dios, así como describe el apóstol Pablo:

«Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros.» (2 Corintios 1:12).

Lo que necesitas saber

Aunque muchos intentan camuflar sus malas acciones e intenciones que contradicen la Palabra de Dios, no hay forma de escapar o siquiera esconderse de la propia conciencia.

Aunque imperceptible y personal, la conciencia humana tiene una función exclusiva: guiarnos hacia aquello que exhala justicia, como una especie de testigo de lo que hay en nuestro interior. Es decir, ella nos guía por los buenos caminos que debemos seguir, y nos incomoda cuando huimos de ellos, para que podamos construir un carácter íntegro, conforme a los preceptos del Altísimo y, así, garantizar la paz de la salvación eterna.

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El camino hacia la buena conciencia

Los valores de quienes poseen el Espíritu Santo son inevitablemente diferentes. Debido a que tienen el Espíritu del propio Dios y Su ADN dentro de ellos, su conducta es recta y su conciencia pura. Y cuando la conciencia es buena, la persona tiene paz y también la transmite.

Por lo tanto, si deseas poseer esta conciencia, busca, sobre todo, tener el Espíritu del Dios Altísimo en tu vida.

¿Y cómo hacerlo?

Invierte tu mente en recibir el Espíritu Santo participando en el Ayuno de Daniel (que terminará el 10 de diciembre). Para obtener más información sobre cómo participar en este propósito de fe, simplemente haz clic aquí.

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Y a continuación, ve la meditación completa sobre este tema: