La cizaña y el trigo
Quien tiene oídos, oiga…
La cizaña se cansa. El trigo no.
La cizaña desiste. El trigo no.
La cizaña finge. El trigo no.
La cizaña se aísla. El trigo no.
La cizaña piensa que el trigo es como ella. El trigo ora por la cizaña.
Cuando la Palabra de Dios comienza a irritarle a alguien y todo aparenta ser una indirecta, es porque esa persona ya no tiene oídos para oírla.
Cuando la Palabra de Dios «sacude» a alguien y esa persona se siente avergonzada por ella, es porque está comenzando a tener oídos para oírla.
Quien tiene oídos, oiga.
Quien no, lo siento mucho.
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