“Intenté matarme tres veces”

«Mi sufrimiento empezó cuando, después de haber tenido una familia estable, mis padres se separaron. La falta de mi papá provocó una depresión muy grande en mi madre: se la pasaba llorando y sin poder dormir. En nosotros, eso repercutió en nuestra forma de ser, mis hermanos y yo nos volvimos muy agresivos al punto de golpearnos.

No tardó mucho para que buscáramos solución en lugares donde nos leían las cartas y en rituales de santería: participamos en uno donde nos amarraron con una sábana en medio de un círculo de fuego para, posteriormente, leerla. ¡Fue muy impactante! Además, usábamos amuletos para protección y cosas de esa índole… pero nada nos funcionaba.

En ese lapso, tuve una relación sentimental que pensé que llegaría a un matrimonio, pero no fue así y me deprimí al punto de creer que la vida no tenía sentido. Intenté el suicidio en tres ocasiones… Tiempo después, de haber sido una persona que odiaba los vicios, caí yo también. De tan desesperaba que estaba, agredía mi cuerpo con golpes y rasguños.

Mi madre conoció la Universal antes que yo y ella fue la que me invitó, una vez que ella superó los problemas que estaba pasando. Acepté ir con ella, pero fui decidida a cambiar y por eso me entregué a Dios y le pedí que me ayudara a salir de mi situación, así como que me perdonara de haber pensado en quitarme la vida. A partir de ese momento, algo comenzó a cambiar en mí… El tiempo pasó y los cambios surgieron: me liberé del mal carácter, de los vicios, deseos suicidas y traumas del pasado.

Por si fuera poco, tengo buena salud, mi familia está unida y lo mejor de todo es saber que el Espíritu Santo habita en mí. Obtener esta transformación de vida requirió perseverancia, no fue fácil. Sin embargo, hoy vivo agradecida con Dios por haberle dado un nuevo giro a mi historia”, Anabel Flores.

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