Godllywood Autoayuda: ¿es posible ser agradable ante las injusticias?

Godllywood Autoayuda: ¿es posible ser agradable ante las injusticias?

Por Departamento Web 2

En un mundo en donde abundan las injusticias y maltratos, es muy difícil y hasta imposible perdonar, además de tener una actitud humilde, mansa y agradable ante los que nos han hecho daño. ¿Existe modo de dejar atrás las marcas de los abusos, agresiones, rechazos, entre otra serie de acontecimientos que acabaron o han destrozado el interior de las personas?

Durante el encuentro del Godllywood Autoayuda que se concretó el pasado sábado 3 de septiembre, miles de mujeres de la Ciudad de México y de los estados de la República descubrieron que sí. Pero intentarlo por sí solas es muy difícil. Mientras uno continúe enfocándose en los errores de terceros, no se logrará ese cambio; además, si no hay esa transformación uno mismo hace sufrir a los demás y también sufre porque le da continuidad al esquema de violencia, a las actitudes indiferentes y a la falta de amor, lastimando incluso a los seres queridos.

Entonces, ¿cuál es la clave para enterrar ese pasado, sanar el interior y no actuar de la misma manera que aquellos que te maltratan o intentan hacerte daño?

«Venid a Mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad Mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas.» (Mateo 11:28-29).

El Señor Jesús también fue maltratado y víctima de injusticias, Él también te comprende y solo Él puede darle descanso a tu alma; por eso nos da la clave para vencer el dolor: entregarle tu vida para que puedas recibir el Espíritu Santo. El Espíritu de Dios en tu interior puede transformar tu vida y hacer de ti alguien capaz de hacer el bien por los demás, aunque no te traten de la misma manera.

Tal vez realmente tienes motivos para vivir enojada, atribulada, sintiéndote sola; pero cuando decidas agradar a Dios, encontrarás descanso y podrás ser agradable con quienes te rodean, ya que el Espíritu de Dios estará contigo, habiendo en ti humildad y mansedumbre, como el Señor Jesús.

«Solo encontré abusos, maltratos e injusticias desde mi niñez»

Todo lo anterior se resume en la vida de Silvia Salvador, quien tuvo una infancia de abusos, miseria y agresiones que marcaron con dureza su desarrollo y etapa adulta: «mi padre me golpeaba severamente en la cabeza, además, sufrí abuso constante de un familiar, no recuerdo cuándo comenzó, solo que eso ya sucedía. Esto terminó haciéndose público, yo no podía ir a la escuela, porque me señalaban y me acusaban como si yo ocasionara todo», contó.

Cuando su mamá se enteró del abuso que sufría Silvia, su reacción no fue la esperada: «en lugar de protegerme, me culpó, ¿cómo iba a ser culpa de una niña inocente? Empecé a dejar de valorarme y alimenté enojo, resentimiento, amargura, me volví una persona desagradable. Me vine a trabajar a la ciudad por temor a quedar embarazada de esa persona, pero solo encontré mucha maldad e injusticias, porque alguien más abusó de mí.

Odiaba a las personas para las que trabajaba porque tenían todo y yo crecí sin nada. Para mí, la vida no tenía sentido, muchas veces peleaba con Dios y decía: “¿Por qué me tienes aquí? ¿Qué quieres de mí?”, y se lo decía con enojo, reclamándole si no era suficiente lo que me pasaba.

Llegué a odiar tanto a mi hija que la golpeaba constantemente y ella me suplicaba. Ya no quería hacerle eso, yo quería amarla, pero en realidad estaba perdiendo mucho tiempo. Eso provocó que ella me odiara hasta la muerte, solo que yo sabía que la había golpeado mucho. Incluso discutía hasta porque las personas me volteaban a ver, por más que otros me decían que dejara de odiar, no podía. Era tanto que intenté suicidarme en dos ocasiones.

Tiempo después, me sentenciaron a muerte, estaba con depresión, migraña y una úlcera en el estómago. Si esta última se reventaba, mi vida iba a llegar ahí.

No conocía nada de Dios, lo veía como alguien cruel y castigador. En la Universal, tomé una decisión, no fue fácil entregarme, ya que las situaciones se ponían más difíciles. Pero finalmente les pedí perdón a las personas que me habían hecho daño y le pedí a Dios que yo ya no sintiera odio, sino amor por ellos. El Espíritu Santo empezó a actuar.

Cuando me encontré con la segunda persona que abusó de mí, lo que hice fue pedirle a Dios que lo bendijera. Y, con mi hija, ya no la maltrato, de hecho, la trato diferente e incluso ella se pregunta si le “estoy tomando el pelo”, pero ahora doy testimonio de Jesús y le pido de su carácter y amor para ganar almas. De ser una persona conflictiva, ahora tengo seguridad, confianza y amor», finalizó Silvia.

Esta historia demuestra que sí es posible tener una nueva vida cuando decides entregarte a Dios. Por eso, no te pierdas los próximos encuentros que se llevarán a cabo para las mujeres en el Godllywood Autoayuda, ahí conocerás enseñanzas que, al ponerlas en práctica, tu vida comenzará a ser diferente. Mantente al pendiente a las páginas de Facebook e Instagram de Godllywood México y América Central para las novedades y recibir constantemente mensajes que te ayudarán en tu vida diaria.

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