Este recurso no es renovable

Hay personas que a pesar del paso del tiempo no aprenden de sus errores. Nada hace que ellas despierten con respecto a lo que han hecho o pensado, mucho menos aprenden de las experiencias vividas.

«Dios nos deja Su Palabra para que no tengamos que aprender por medio del dolor. Es para que podamos aprender por medio de la inteligencia. Pero son pocas las personas que escuchan la Palabra de Dios y creen con todo su corazón», dijo el obispo Renato Cardoso.

Corazón de los sabios

No obstante, el problema de aprender con el tiempo es que la lección puede llegar demasiado tarde. Pues, por ejemplo, después de la muerte, la persona enfrentará las consecuencias de sus malas elecciones. Allí, ya no tendrá oportunidad de enmendarse.

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En la Biblia está escrito: «El corazón de los sabios está en la casa del luto, mientras que el corazón de los necios está en la casa del placer.» (Eclesiastés 7:4).

En otras palabras, el sabio aprovecha incluso el dolor del luto para aprender lecciones valiosas para su vida.

«Cuando usted va a un velorio, es inevitable que usted piense: “un día yo estaré allí”. Y, normalmente, las personas no reflexionan sobre la vida después de la muerte”, explicó el obispo.

El tiempo no es renovable

Aquellos que buscan exclusivamente emociones, entretenimiento y experiencias pasajeras desperdician su tiempo en la Tierra. Ellos van a fiestas, gastan su dinero, viven de manera inconsecuente. Pero la otra semana que viene hacen todo de nuevo. Aquello no le añade nada a su vida y el tiempo se escurre de sus manos.

Es importante comprender que el tiempo es un recurso no renovable o recuperable. No es posible regresar el tiempo y tomar una decisión con base en la emoción.

Entonces, reflexione: ¿es mejor aprender por medio de la Palabra de Dios y la racionalidad o por medio de los dolores de la vida?

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