¿Eres perezosa o ferviente?

Tu forma de ser y actuar define si serás tolerada o solicitada por las personas y por Dios

Tú eres quien decide cómo será tu comunión con Dios, cómo actuarás en el trabajo, cómo cuidarás tu salud, cómo cuidarás tu hogar y cómo cumplirás con todas tus responsabilidades que te han sido confiadas. En la rutina agitada de muchas mujeres, apenas una tarea se completa y otra está esperando.

¿Cómo lidiar con todo? La Biblia nos enseña en Colosenses 3:23: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres». Y en Romanos 12:11 dice: «No seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor».

Ser perezoso en el cuidado es ser alguien que se demora en hacer las cosas y no reacciona ante los problemas. El apóstol Pablo está diciendo que uno debe ser activo, que debes hacer algo. Nosotros vemos a Dios como alguien activo, que siempre está haciendo algo con respecto a lo que Él quiere. Entonces, si quieres ser una mujer más espiritual, ¿qué estás haciendo al respecto?

Vagando por la vida

La persona perezosa se aferra a la idea de que el tiempo traerá todo: madurez, lecciones y la condición perfecta para actuar, pero esto es una gran utopía. La mujer perezosa está atrapada prolongando sus actividades de manera interminable sin completarlas. En lugar de decir «estoy trabajando para cambiar esto en mí», la mujer debería afirmar: «ya he cambiado lo que tenía que cambiar y he hecho lo que tenía que hacer. ¿Cuál es la siguiente cosa?».

A veces, la persona perezosa se demora en hacer algo para no obtener otra tarea. Es como si le dijeran: «aquí tienes una tarea», y podría hacerla en un día, pero se toma cinco días para no obtener más e incluso se siente inteligente. Personas así no son requeridas.

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Personas así son toleradas. Y debes evaluar si eres una persona que todos tienen que tolerar. ¿Tolerar por qué? Porque nadie te hará a un lado, pero tendrán que soportar tu lentitud.

Puede ser que quieras asumir una nueva responsabilidad en la Obra de Dios, tener éxito en la construcción de tu hogar, tener intimidad con Dios y convertirte en un referente para otras mujeres, aprender un nuevo idioma, ser promovida en tu trabajo o alcanzar tus sueños. Pero si eres perezosa para cumplir con tus responsabilidades y lenta para tomar medidas y reaccionar ante los problemas, nada sucederá.

Cuando veas a una persona que siempre está haciendo mucho y todos le piden más, no envidies. Reconoce que ella es eficiente, una persona que hace y que puede manejar dos o diez talentos. Puede hacerlo porque es una persona ferviente. No se retrasa ni es perezosa en lo que tiene que hacer.

Sé ferviente

Ese es el secreto para marcar la diferencia en tu comunión con Dios, en tu vida personal, en tu familia, en tu carrera y en otras áreas. Sé ferviente, activa, dedicada y celosa. La persona ferviente es insistente, toma medidas y se toma en serio lo que hace. Resuelve las cosas de inmediato y es eficiente. Ella es ferviente porque todo lo que le das a ellas lo resuelve, lo hace, encuentra un modo y aprende. Ya Obra de Dios necesita personas fervientes.

La mujer de Dios no puede ser perezosa. Hace lo que debe hacerse, en el momento en que debe hacerse y de la manera en que debe hacerse. Porque sabe que todo lo que hace es una ofrenda para el Señor. Cuanto más haga, cuanto más eficiente y ferviente sea, más ofrendas le dará a Dios, más Él puede contar con ella y más cosas hará a través de ella.

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