«Era pobre y tenía dos tumores malignos»

«Desde la infancia conocí la pobreza. Al crecer y casarme busqué un mejor porvenir. Pusimos una taquería mi esposo y yo, pero a causa de envidias nos endeudamos y la perdimos. Nos vimos en la necesidad de juntar cartón, aluminio… lo que se pudiera para venderlos y de esta manera tener dinero para comprar comida.

Más tarde tuvimos que enfrentarnos a otra noticia: me diagnosticaron epilepsia, esto causado por un tumor en el cerebro. Tres meses después me detectaron otro más, pero ahora en el corazón. Ambos eran malignos y no había posibilidad de retirarlos con cirugía. Los médicos me calculaban meses de vida, por eso quise suicidarme.

Al llegar al Templo de los Milagros, escuché hablar de Dios, de las maravillas que hace cuando uno manifiesta la fe en la Hoguera Santa. Además, mostraban testimonios de personas que había conquistado grandes bendiciones en ella. Fue la puerta que necesitaba para cambiar mi historia. Yo requería un milagro, uno urgente para salvar mi vida.

Con mucho esfuerzo hice un sacrificio de fe, clamé a Dios por su pronta respuesta y, después de un tiempo, regresé al médico. Ya no tenía los tumores, estaba sana, ¡fue un milagro! Sin embargo, no me conformé con eso, fui por más. En los diversos propósitos hechos encontré un empleo, pero al llegar otra Hoguera Santa, volví a participar pidiendo mi propio negocio. El Señor me respondió, puse una taquería.

Francamente aprendí que, si quiero éxito, no hay otra opción: la Hoguera Santa es el camino. Por eso no pierdo oportunidad de participar en ellas. Actualmente tengo cuatro taquerías, tres camionetas, mi casa construida a mi gusto… La verdad Dios ha sido demasiado generoso conmigo, no tengo palabras para agradecer todo lo que Él ha hecho en mí.» -Roselia Martínez