En el mundo, 50 millones de personas padecen epilepsia

Todas las funciones del cuerpo se asocian con el cerebro. Al trastorno neurológico crónico que hace que las personas sufran frecuentes convulsiones se le llama epilepsia. Las crisis o convulsiones, se deben a la parte del cerebro afectada, suelen durar unos pocos segundos o minutos, donde una vez transcurrido ese tiempo, el cerebro regresa a su estado normal.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 50 millones de personas en el mundo padecen este trastorno.

El doctor especializado en Neurología y Neurocirugía del Hospital Español de la Ciudad de México, Sergio Córdova, comenta: «Es una afección del sistema nervioso central que puede afectar a cualquier persona, hombre o mujer, no importando la edad o condición socioeconómica».

Por tratarse de un funcionamiento anormal de las neuronas, no se asocia con ninguna enfermedad mental o psiquiátrica, pero en más del 70 % de quienes la padecen no se encuentra una causa o detonante de dicha enfermedad. Asimismo, Córdova cree que factores como el estrés, fuertes golpes en la cabeza y padecimientos congénitos están entre las causas.

Como hay diferentes tipos de epilepsia, el tratamiento dependerá del paciente, los síntomas, crisis o la etapa de la vida en que esta se presente.

«Los tumores y la epilepsia me estaban matando, ¡me quedaban 15 días de vida!»

«Mi sufrimiento inició con un diagnóstico: tenía tres tumores en el cerebro y se estaba formando uno más. Los medicamentos que me dieron para calmar los dolores eran tan fuertes que tuvieron efectos secundarios en mi cuerpo, se estaba generando una obstrucción en una arteria de mi corazón, estaba perdiendo peso y me daban ataques de epilepsia.

Deseaba tanto llevar una vida normal, pero no podía; correr o cualquier susto podían matarme. Además, me la pasaba más tiempo en el hospital que en mi casa, porque me quedaba meses internada. ¡Estaba harta de los laboratorios y análisis clínicos! Sin embargo, todo fue empeorando al punto de que, de un momento a otro, me dijeron que me quedaban 15 días de vida.

Al volver a casa, una amiga de mi mamá se enteró de nuestra situación y nos sugirió acudir al Templo de los Milagros. De inicio, dudamos en hacerlo, pero realmente necesitábamos la intervención de Dios, pues el desenlace podría ser fatal. Fue maravilloso llegar allí, pues aprendí a tomar actitudes de fe, ¡estaba decidida a luchar para no morir!

Participé en la Hoguera Santa pidiéndole a Dios que hiciera un milagro en mí. Pasaron los 15 días y me sentía muy bien, regresé con el médico y los tumores se habían desinflamado. Ha pasado el tiempo, sigo completamente sana, estoy casada y tengo un hijo… ¡Soy prueba de que Dios continúa haciendo milagros!» -Mitzi Álvarez