El enemigo que habita en todo ser humano

¿Cuál es el origen de las catástrofes y de la inseguridad que azota al mundo?

De acuerdo con el obispo Edir Macedo, la respuesta puede encontrarse en el pasaje bíblico descrito en el libro de Juan, capítulo 10, en el cual Jesús habló sobre el ladrón que vino para robar, matar y destruir.

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10).

Para el obispo, el mal encuentra espacio en el ser humano para realizar sus voluntades y Dios no lo impide.

“Delante de tanta maldad, usted debe preguntarse ‘dónde está Dios’, pero Él continúa estando donde siempre estuvo. El problema no es Dios, sino las personas. Dios nos dio la cosa que más apreciamos: la libertad. La culpa no es de Dios”, aclaró.

Además, él afirmó que si de un lado el mal está destruyendo al mundo, del otro, el Señor Jesús promete una vida abundante, que no se trata solo de una próspera vida material. “Jesús habla de la vida con abundancia, pero esto no solo se relaciona con el dinero, pues las personas que más se suicidan, por ejemplo, son ricas”, destacó él, resaltando que entregarle la vida al Señor Jesús es la única forma de garantizar una vida bendecida.

“El alma sufre, pero cuando usted hace la elección de entregarle su vida al Señor Jesús, Él le devuelve Su Espíritu. Cuando eso sucede, todo cambia, y el Señor Jesús le protege de las cosas malas que pasan en el mundo”.

El obispo destacó que, además de proteger, el Señor Jesús también les ofrece a Sus hijos todo lo que Dios creó. Pero, para eso, el ser humano debe vencer a un enemigo que está en su interior. “El ladrón al que el Señor Jesús se refiere es el corazón. La voluntad del corazón es hacer que la persona tome decisiones equivocadas, pues este es engañoso y desesperadamente corrupto”, reiteró.

Para finalizar, el obispo dejó claro que la voluntad de Dios para el ser humano es una vida con abundancia. “Todo lo que Dios creó es para Sus hijos, pero eso solo es posible cuando la persona le entrega su vida al Señor Jesús”, concluye el obispo.

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