Aumenta en pandemia el número de jóvenes que no estudian ni trabajan

Aumenta en pandemia el número de jóvenes que no estudian ni trabajan

Por Departamento Web 2

Trabajar y ser dueños de su propia vida es uno de los sueños de los jóvenes. Sin embargo, actualmente, muchos solo se contentan con vivir dependiendo de sus padres. De manera que el hecho de mudarse de casa se ha convertido en una realidad cada vez más distante.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que el número de jóvenes entre los 18 y 24 años que no estudian ni trabajan no aumentó significativamente en otros países. Pero, en el caso de México, la cifra se elevó de 21.5 % en 2019 a 23.3 % en 2020.

Esto, en cierto grado preocupa a nivel social. Pues, ¿qué le ha pasado a esta generación que alienta su mantenimiento en este estado improductivo? ¿Realmente se trata de jóvenes meramente ociosos?

Según expertos, hay dos caras de la moneda.

Por un lado, Pablo González, presidente de la Comisión de Educación del Sector Privado del CCE, explica que actualmente hay varios factores que imposibilitan el acceso de los jóvenes a la educación o el trabajo, tales como los problemas familiares, falta de recursos económicos, etc. Situaciones que desmotivan continuar luchando por un futuro mejor.

Por el otro lado, también se encuentran los jóvenes que se acomodan en la casa de sus padres y procuran disfrutar el confort y la seguridad que ellos les ofrecen durante el mayor tiempo posible. «Ellos justifican su actitud con la falta de oportunidades para mudarse, porque las cosas son cada vez más caras, como la renta, y las pocas oportunidades de empleo, pero eso es un círculo vicioso que crea una zona de confort de la cual es cada vez más difícil salir», explicó Telma Abreu, especialista en educación.

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La familia y la generación Z

La Generación Z, los que nacieron entre 1997 y 2015, creció en un mundo donde la mayoría de los padres estaban fuera de casa trabajando para asegurar una vida mejor para sus hijos y con una intensa carga de trabajo. Según Telma, para compensar esta ausencia, los padres tienden a ser demasiado acogedores con los jóvenes, incluidos los que ya son adultos. «De esta forma, este grupo se vuelve cada vez más dependiente, menos tolerante a las frustraciones, se acomoda y tiene miedo de crecer», dice.

En consecuencia, los jóvenes dominados por el miedo a lo desconocido y a los desafíos son más propensos a desistir cuando se sienten presionados. Al no saber lidiar con una calificación baja, con el rechazo de una compañera de la escuela, con los desafíos comunes que traen los estudios, prefieren abandonarlos y luego hacer lo mismo con el trabajo, que es aún más desafiante.

Los miembros de la Generación Z tienen más dificultades para desarrollar su inteligencia emocional y mantener relaciones e interacciones sociales duraderas. Prefieren estar solos y lidiar con la tecnología, ya que responde a sus comandos de inmediato, de la forma en que están acostumbrados a que les respondan.

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¿Qué puedo hacer para cambiar este comportamiento?

El primer paso es ser honesto contigo mismo e identificar si hay comodidad o realmente falta de oportunidad. La receta para resolver el primer caso es sencilla: es necesario cambiar esa mentalidad de víctima para que esta generación sea, de hecho, autosuficiente y pueda disfrutar del producto de su propio esfuerzo.

Si el caso es falta de apoyo educativo y dificultades económicas a lo largo de la trayectoria académica, Telma da un consejo: «primero hay que creer que es posible ir más allá y volver a investigar y entender la dinámica del mercado. Es importante identificar sus fortalezas y habilidades clave, ya que muchas empresas las valoran y, siempre que sea posible, busque cursos gratuitos y conferencias interesantes. Incluso si están en línea, fomentan las buenas relaciones».

Quienes también pueden ayudar a romper este ciclo son los padres y para eso es necesario que tengan una conversación franca y muestren la necesidad de que cada uno construya su independencia. «Vale la pena animar a los niños a hacer más productivo su tiempo, buscar nuevos conocimientos y actualizarse. Es importante escucharlos, conocer sus deseos y motivarlos a pensar sobre los impactos positivos de sus logros y, principalmente, alentarlos a conocer el mercado, investigar las profesiones y apoyar sus elecciones para que puedan sentirse motivados para generar movimiento en sus vidas», concluye Telma.

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