¿Vivir sin salir de la habitación?

Existe un modo de vida en donde el individuo vive encerrado en 4 paredes…
Durante la pandemia las autoridades de salud recomendaron a la población permanecer en casa, y solo salir en casos de urgencia, para evitar el aumento de contagios de la COVID-19. Sin embargo existe un sector de la población que, por su propia voluntad, ya vivía aislado dentro de su casa o habitación.
Y es que en los últimos años cada vez es más conocido el término hikikomori, que se refiere a aquellas personas que se apartan o recluyen de forma voluntaria. Una vez que decidieron abandonar la vida en el exterior, llegan a un modo extremo de confinamiento, en el que pueden llegar a perder sus habilidades sociales.
Entonces, su forma de aislamiento se vuelve cada vez más profunda y también altera su ritmo de vida y ciclos de sueño.
El término nació en Japón y se ha expandido por todo el mundo, en su mayoría afecta a personas jóvenes. De hecho, otra característica es que sus vidas comienzan a ser regidas por el internet, las redes y los dispositivos.
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De acuerdo con una investigación realizada por especialistas españoles, el fenómeno del hikikomori se asocia con un sistema educativo rígido, la escasez de empleo y el aumento en el uso de videojuegos.
Según la Asociación Española de Neuropsiquiatría, los síntomas son:
- Pasar mucho tiempo en casa, pese a que exista la obligación de acudir a la escuela o trabajo.
- Comportamiento repentinos de agresividad. O por el contrario, angustia y tristeza.
- Aunque pueden llegar a atener amigos cercanos, sus relaciones con otros son indiferentes o pasivas.
- Suelen pensar que al ingresar al mundo virtual están escapándola del mundo real.
- Invierten mucho tiempo en actividades en solitario.
- Presentan rechazo a las críticas y fragilidad psicológica.
- Algunos pueden llegar a salir de la habitación o de la casa, pero evitan el contacto social y pueden pasar bastante tiempo deambulando sin rumbo.
- Pueden ser jóvenes o adultos que fueron sobreprotegidos o con altas exigencias por parte de sus padres.
Las investigaciones más recientes apuntan a que una persona con este síndrome puede reincorporarse a nuevos hábitos si recibe la ayuda adecuada.
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