Vida por la fe
«Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.» (Gálatas 2:20).
Cuando nos bautizamos en las aguas es como si hubiéramos muerto para el mundo; a partir de entonces, pasamos a vivir por la fe y no para agradarnos a nosotros mismos y a los demás. Comenzamos a vivir solamente para servir y honrar a nuestro Dios.
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