Somos culpables en relación a nuestro hermano…

La falta de misericordia de los unos a los otros ha sido reflejo de la pésima condición espiritual de los cristianos en nuestros días.

No solo falta compasión o empatía, sino humanidad.

Un caso similar ocurrió con los hermanos de José, quienes vieron a alguien que compartía su sangre, angustiado en el alma y clamando por su propia vida, sin embargo, ignoraron su súplica.

Los «Josés» están a nuestro alrededor. Tenemos una multitud que implora respeto, atención médica, comida, justicia y afecto…

¡Muchos piden tan poco! Algunos solo se contentan con migajas, pero son rechazados.

Actuar sin misericordia es un pecado, y sus consecuencias vendrán, porque Dios nos tratará de acuerdo a cómo tratamos a nuestro prójimo.

Quienes actúan con crueldad cosecharán crueldad. Quienes siembran indiferencia recibirán indiferencia cuando extiendan sus manos buscando ayuda.

Menos mal que los hermanos de José reconocieron el mal que habían hecho y se arrepintieron. Pero ¿cuántos siguen tapándose los oídos y cerrando los ojos ante el sufrimiento ajeno?

Por eso, tengamos un corazón compasivo y siempre dispuesto a ayudar.

«Entonces se dijeron el uno al otro: Verdaderamente somos culpables en cuanto a nuestro hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no lo escuchamos, por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.» (Génesis 42:21).

¿Somos culpables en relación a alguien?

¿Podemos escuchar y responder al clamor de quienes se lamentan cerca de nosotros?

Por Núbia Siqueira

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