Ser profesionista ya no garantiza tener un buen salario

Un estudio elaborado por la Universidad Iberoamericana revela que, en México, los salarios de los mexicanos que cuentan con un nivel de estudios de posgrado y licenciatura han caído 28 y 20 por ciento, respectivamente. Además, da a conocer que la pérdida del poder adquisitivo también está relacionada con el nivel de estudios: a más escolaridad, más pérdida de dicho poder.

Por otro lado, la Encuesta Nacional de Egresados 2018 (ENE), menciona que el 46 por ciento de aquellos que recién terminaron sus estudios universitarios y se encuentran trabajando en su primer empleo perciben sólo entre $3,000 y $8,000 mensuales.

A su vez, cuando se trata de expectativas salariales de su primera experiencia laboral como profesionistas, casi la mitad de los egresados (49 por ciento) afirma que su salario es mucho menor a lo que esperaban cuando concluyeron la carrera universitaria.

Los sueldos más bajos son para quienes laboran en algo que no tiene nada que ver con la carrera que estudiaron, el salario oscila entre los $4,747, lo que determina que obtener un trabajo vinculado a la carrera estudiada es un elemento determinante para tener un mayor ingreso.

«Pese a ser profesionistas, la crisis económica golpeó nuestras finanzas»

“Somos médicos de profesión, nuestra economía era estable ya que teníamos, casas, departamentos en renta, autos, personal que trabaja con nosotros y nuestros consultorios. Sin embargo, diversos trabajos de brujería encontrados fuera de casa y de nuestros lugares de trabajo cambió el curso de nuestra buena fortuna.

A partir de ese momento, empezamos a padecer diversas enfermedades, nos dio una depresión muy fuerte que hasta nos quitaba las ganas de trabajar. Buscando una salida a estas dificultades acudimos con santeros, pero nada pudieron hacer por nosotros y la situación cada día empeoraba.

Llegamos al Centro de Ayuda Universal y fue una maravilla, nos sentimos cobijados y comprendidos por el personal que hay aquí, nos orientaron y en las prédicas aprendimos a usar la fe para ponerle fin a nuestros problemas. Así tuvimos la oportunidad de recuperar aquello que habíamos perdido.

Actualmente, la fe y obediencia a Dios, más los consejos practicados en el Congreso para el Éxito, nos sirvieron para progresar económicamente, ahora tenemos una casa de descanso en las afueras de la ciudad, una casa en la ciudad, personal a nuestro servicio, nuestros consultorios y la tranquilidad de que con Dios no hay mal que pueda afectarnos”, Elsa y Ernesto Hernández.

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