Sanidad: un derecho que, por la fe, te pertenece

Puede ser que, en estos momentos, te encuentres en la sala de espera de un hospital porque un familiar tuyo se encuentra internado. O bien, este periódico cayó en tus manos debido a una invitación de algún conocido, pues has estado batallando con una enfermedad que ha ido consumiendo tu fuerza, ánimo, fe…

Los médicos se han esforzado en ayudarte, pero parece que los tratamientos y todo lo que hacen en tu favor no está funcionando. A veces, los dolores o síntomas parecen cesar, pero hay momentos en los que se intensifican y lamentas, incluso, el hecho de vivir.

¿Qué hacer ante tal situación? Rendirte no solucionará nada. Lo que realmente hará que suceda el milagro es despertar tu fe. ¡Sí, la fe! Infinidad de personas han aprovechado esos momentos para creer en los imposibles y hacer que los milagros sucedan. Es así como funciona el Poder de Dios. Él está en busca de gente como tú que no va a rendirse, sino que a partir de hoy, quiere tener no sólo la salud física, sino también la salud del alma. No bajes la guardia, levántate y clama a Dios. En el pasado, hizo caminar a paralíticos, ver a ciegos, sanó leprosos, resucitó muertos… ¡Él quiere y puede sanarte!

Las reuniones de sanidad tienen como finalidad activar tu fe, sin dejar a un lado el seguimiento médico, para buscar la sanidad física. Participa en ellas, los martes en cualquiera de los horarios, en todos los Centros de Ayuda Universal del país.

“Me sacaron la matriz, los ovarios, la vesícula, una costilla y un riñón”

“Los problemas espirituales y de salud surgieron a partir de que visité casas de limpias. Era muy difícil conciliar el sueño, escuchaba voces extrañas que me incitaban a matarme e, incluso, lo intenté en dos ocasiones. Además, perdí mi matriz, mis ovarios, un riñón por un cálculo de medio kilo, la vesícula y una costilla.

¡Los médicos me desahuciaron! Uno de mis hijos, viendo mi condición, me llevó a la Universal porque tenía la fe de que sanaría.

Aunque al inicio dudé y fui de cualquier manera, hubo un momento en el que entendí lo importante que era entregarle mi vida a Dios, no solo para ser sana, sino por mi bienestar espiritual. Me volví perseverante en las reuniones de sanidad y, como resultado, ahora mi salud está en buen estado.

Seguí obedeciendo la Palabra de Dios y así recibí el Espíritu Santo, que es la mayor de las bendiciones. Gracias a Él, ya no tengo tormentos espirituales, depresión ni ganas de morirme. ¡Mi vida fue restaurada por el poder de la fe!”, Hermelinda Bernal.

Reunión de Sanidad
Martes en la Av. Revolución #253, Tacubaya
a las son 7:30am, 10am, 12pm, 4pm, y 7:30pm y
en todos los Centro de Ayuda Universal