¿Sabes qué relación tiene la envidia con la depresión?

Sentirse mal por los logros de los demás, querer lo que la otra persona quiere, celebrar el fracaso de terceros y desdeñarlos sin motivo son algunas características de quien alimenta uno de los sentimientos más dañinos para el ser humano: la envidia. Para algunos expertos, es como si fuera una angustia alimentada por malos pensamientos, en ellos, el envidioso cree que la vida del otro es mejor que la de él, que tiene mejores condiciones o que es más capaz.

Además de ser un sentimiento negativo, la envidia es muy mal vista por la sociedad, a final de cuentas, ¿quién quiere estar cerca de una persona envidiosa? Sin embargo, antes de señalar con el dedo a los demás, es necesario entender qué está detrás de ella, pues muchas veces la envidia surge de manera discreta, no obstante, con el paso del tiempo va generando una serie de daños para quien la alimenta.

La envidia tiene diversos orígenes, entre ellos están la baja autoestima y la dificultad para reconocer el valor propio. Quien tiene una percepción muy negativa de sí mismo es mucho más vulnerable a comprarse y, en ese proceso, exalta la vida del otro a medida que se infravalora.

Pero no solo eso, Pedro Camacho Segura, psiquiatra y psicoanalista, refirió que en el campo médico la envidia es un síntoma de la depresión. Solo que este sentimiento no es por tener realmente algo contra la persona envidiada, sino porque quien tiene la envidia depresiva cree no tener la capacidad para lograr lo que otros poseen.

Aunque también está el otro polo. Investigadores señalan a la envidia como el detonante de problemas de salud mental, además de la depresión: puede desencadenar crisis de ansiedad, amargura y pensamientos muy pesimistas. Por lo tanto, la persona no va a tener felicidad ni paz.

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Cortando los lazos

Como la envida es un sentimiento, el ser humano tiene la total capacidad para dominarlo por medio de su razón. El primer paso para liberarse de ella es autoconociéndose, enfrentarse a sí mismo y sin ningún tipo de vergüenza examinar su interior buscando cualquier señal de ese «monstruo verde», de acuerdo con expertos.

Si la persona identifica la envidia como una consecuencia del complejo de inferioridad, es necesario cambiar la imagen que ella tiene de sí misma. Necesita trabajar más para desarrollar su autoestima.

Pero no se tiene que pasar este proceso estando solo, si bien el apoyo profesional es preciso, tampoco debe olvidarse la parte espiritual. Pues cuando uno se conecta con Dios, se logra obtener una nueva perspectiva de sí mismo y de su vida.

A fin de ayudar en esta parte, la Universal mantiene sus puertas abiertas para brindarte ese acompañamiento espiritual. Te esperamos, puedes acudir a la dirección que se encuentre más cerca de ti.

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(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.