Rompiendo paradigmas

«No queremos transmitirles a ustedes una fe emotiva, de sentimiento, de la que hace a uno querer sentir o tocar alguna cosa, pues esa fe no trae ningún beneficio», explicó el obispo Franklin durante el Santo Culto del pasado domingo 7 de mayo. Al respecto, refirió que una fe basada en las emociones es inestable, ya que la persona puede estar por momentos con la fe en alto, pero si pasa alguna situación difícil, esta se viene para abajo.

En cambio, la fe bíblica es independiente de lo que uno siente o piensa. Puede que no veamos nada, pero esta fe es estable porque se basa en lo que está escrito en la Palabra de Dios.

La mayoría se pregunta cómo obtener este tipo de fe, y en el libro de Romanos 12:2 encontramos una respuesta: «Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto».

La fe que trae la transformación de vidas comienza en la mente, cuando los pensamientos son renovados. ¿Cómo es esto posible? El obispo Franklin explicó que el mundo les ofrece a las personas un sinfín de ideas y paradigmas que las hacen estar conformadas con sus vidas. «No vas a poder», «esa enfermedad ya no tiene cura», «tu matrimonio ya no tiene solución», son algunas de las frases que provocan resignación.

«Incluso, el mundo crea dichos populares para que la gente se adapte a ellos, como: “Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”», comentó. Por ejemplo, si el esposo es alcohólico, la mujer va a hacerle caso a los comentarios negativos y creerá que, porque el marido tiene el vicio desde hace mucho tiempo, entonces «él nunca va a poder dejarlo». Otras ideas con las que el mundo busca que la gente se resigne son: «Más vale pájaro en mano que ciento volando», por ello hay mucha gente frustrada al ver que un compañero avanza y ellos no, pues mientras ellos se conformaron con un pájaro, otros fueron en busca de varios.

Contrario a eso, la Biblia nos enseña a no adaptarnos a este mundo y renovar nuestra mente. El obispo señala que «cuando usted comienza a leer, meditar y escuchar la Palabra, ella va quebrando esos paradigmas que recibió desde que tiene uso de razón. La Palabra le muestra que no hay nada imposible; tener menos preparación y capacidad no será un impedimento, porque la fe me hace superar mis adversidades y debilidades».

Coloque su fe en Él

«Oye, pueblo mío, y te amonestaré. ¡Oh Israel, si tú me oyeras! No haya en ti dios ajeno, ni adores a dios extranjero. Yo, el Señor, soy tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto; abre bien tu boca y la llenaré. Pero mi pueblo no escuchó mi voz; Israel no me obedeció. Por eso los entregué a la dureza de su corazón, para que anduvieran en sus propias intrigas. ¡Oh, si mi pueblo me oyera, si Israel anduviera en mis caminos! En un momento yo subyugaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios» (Salmos 81:8-12).

Dios no acepta que compartamos nuestra fe con otros dioses o cosas, solo en Él. Asimismo, deja en claro que, cuando una persona no sigue Sus estatutos y toma malas decisiones, está propensa a sufrir decepciones. De acuerdo con el versículo anterior, Él está con quienes lo obedecen, y los enemigos de esa persona pasan a ser enemigos del propio Dios.

«Los que aborrecen al Señor le fingirían obediencia, y el tiempo de su castigo sería para siempre. Pero yo te alimentaría con lo mejor del trigo, y con miel de la peña te saciaría» (Salmos 81: 15-16).

Y aquellos que siguen Su Palabra como una guía, serán sustentados por Él con miel, es decir, su vida dejará de ser amarga y será dulce en cada aspecto: en su manera de ser, su matrimonio y su economía; usted pasa a ser un mejor esposo, patrón o trabajador.

Entonces, no se adapte a este mundo, no se conforme con las ideas que le implantaron; siga la Palabra, base su vida en ella y notará cómo Dios le dará de lo mejor.

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