Quizá tu mente te está saboteando

Algunos afirman, a veces con cierto orgullo, que no se dejan influenciar por lo que piensan los demás y que no son del tipo que sigue ciegamente a otros, un término ampliamente conocido para describir a las personas que no tienen opiniones propias. Sin embargo, por naturaleza, el ser humano no solo influye en otros, sino que también es influenciado por ellos, incluso aquellos que afirman con firmeza que no lo son.

¿Cuántos, a pesar de saber cuán perjudiciales son las drogas, las consumen? ¿Cuántos planean lo mejor, pero trabajan en contra de sí mismos y hacen lo opuesto para lograr el resultado deseado? Algunas personas, influenciadas por los medios de comunicación, forman sus opiniones sin investigar la veracidad de la información.

Pregúntate: ¿ser influenciado es señal de tener una mente débil? ¿El problema de tener una mente débil solo se debe a las influencias externas o también a la forma en que la persona las procesa?

Para entender mejor estas cuestiones, primero debemos comprender cómo conformamos nuestra mente.

Central de comando

A diferencia de lo que se difunde, no somos un cuerpo que tiene un alma. De hecho, somos un alma representada por nuestra personalidad, esencia, deseos y sentimientos. Todo esto se expresa a través de nuestro cuerpo. Y el espíritu (que es la mente) es el centro de mando. ¿Conoces el dicho que dice: «cuando la cabeza no piensa, el cuerpo padece»? Es una verdad absoluta. Una vida fuerte es el resultado de una mente fuerte y lo contrario también es cierto.

De esta manera, la mayor batalla que libra el ser humano es en su mente, es decir, en su central de comando. Y, aunque muchos traten este asunto como una fantasía, existen dos ejércitos que constantemente luchan por el territorio de la mente: el del bien, representado por Dios, y el del mal, representado por el diablo. Nadie está exento de este conflicto. Sin embargo, ninguno de los dos ejércitos puede tomar el control sin el permiso de la persona. Ellos la influencian, pero es ella quien elige a quién le dará el control. Y aunque puedas pensar que nadie en su sano juicio le cedería el control de su vida al mal, muchas personas lo hacen sin darse cuenta.

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Una persona es considerada «mente débil» no solo porque se deja influenciar por las opiniones de los demás, sino por sus propios deseos, sentimientos y voluntades que, en la mayoría de los casos, no son buenos. Piénsalo: ¿por qué muchas personas consideradas «fuertes» cosechan resultados lamentables de sus elecciones? A veces, una persona que no se deja influenciar puede no estar permitiéndose recibir una influencia buena, lo que muestra que también tiene una mente débil. Esto se debe a que puede estar cediendo ante el orgullo.

Por lo tanto, observar las elecciones de una persona y los resultados de estas es la forma más rápida de saber si su mente es fuerte o débil y a quién le está dando el control de su vida.

Es importante comprender que los problemas se resuelven o se mantienen primero en la mente. Allí, los pensamientos orientan las decisiones de la persona y pueden generar incluso sentimientos. Por lo tanto, tomar decisiones basadas en los sentimientos es riesgoso.

Entonces, la persona con una mente fuerte domina no solo lo que viene de afuera, sino, sobre todo, su propia alma, ya que vencerse a sí misma es su característica principal. Pero ¿cómo tener una mente fuerte? La respuesta es someterse a la mente más fuerte que existe, la Mente de Cristo.

La Mente de Cristo

El Obispo Edir Macedo, en la Santa Biblia con sus notas de fe, escribe que tener la Mente de Cristo significa pensar como Él piensa y conocer Su propósito y Su voluntad. Sin embargo, «esta revelación solo ocurre cuando el ser humano es regenerado y recibe el Espíritu Santo». El Obispo explica que, como resultado de esta regeneración y el cambio de mente, la persona no tiene dificultades para entender a los demás ni para perdonar y ser misericordiosa. Se vuelve íntegra, paciente y una buena influencia tanto a través de los consejos que brinda como a través de las elecciones que realiza.

«Sus pensamientos son los Pensamientos del Altísimo y, por lo tanto, se esfuerza por practicar lo que le agrada a Dios y alejarse de lo que Él aborrece», resalta. De ese modo, ella pasa a tener pensamientos divinos porque la Palabra de Dios se convierte en la base de su vida.

A tu disposición

Tener la Mente de Cristo no es un privilegio otorgado solo para unas pocas personas. Él desea revelarse ante todos. Sin embargo, es necesario no conformarse, es decir, no moldear la mente según tu propia voluntad o según lo que dice el mundo, sino según los pensamientos de Dios a través de Su Palabra. «Cuando el Espíritu Santo toma el control de la vida de una persona, revela los deseos y planes del Altísimo para ella. Y si hay obediencia a Su voluntad, la persona tendrá éxito en todo lo que haga. Cuando buscamos la Voluntad del Altísimo con el deseo sincero de obedecerlo, esta siempre se nos revelará», concluye el Obispo Macedo.

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