¿Qué hacer cuando ya no hay nada más que hacer?

¿Qué hacer cuando ya no hay nada más que hacer?

Por Departamento Web 2

Probablemente, si presenciaras a alguien hablando con huesos creerías que esa persona no está en su juicio. Pero un relato bíblico muestra que un profeta hizo eso (y lo hizo por orden del propio Dios). Y lo que sucedió tras esa actitud fue sorprendente. Toda la simbología detrás de esta historia revela un secreto poderoso capaz de transformar la vida de cualquier persona, aunque humanamente ella esté viviendo una situación imposible de resolver.

El pasaje bíblico en cuestión se relata en el capítulo 37 del libro del profeta Ezequiel. Dios le dio una visión cuando lo llevó a un valle repleto de huesos humanos. Y hay un detalle más: los huesos estaban muy secos, enfatizando que se trataba de una condición imposible de alterar. Aquella visión que Dios le dio al profeta simbolizaba, en ese momento, la condición del pueblo de Israel y afirmó que es la misma en la que muchas personas están hoy en día: tienen su vida tan destruida que quienes las ven concuerdan en que ya no hay más solución para ellas.

Ante aquel escenario, Dios provocó la fe de Ezequiel preguntando si era posible que aquellos huesos revivieran. La situación, sin embargo, eran tan caótica que el profeta respondió que solo Dios es quien lo sabía.

Aunque la fe de alguien sea pequeña, Dios trabaja; pues lo más importante es la obediencia a lo que Él dirá que ella debe hacer (eso sin que la persona tenga que entender o sentir alguna cosa).

Y fue lo que Ezequiel hizo ante la inusitada orientación que Dios le dio de profetizar sobre aquellos huesos, diciéndoles a ellos: «Huesos secos, oíd la palabra del Señor» (Ezequiel 37:4).

Todo obedece

En el mundo natural, hablar con algo inanimado es una locura, pero en el mundo de la fe sobrenatural, no. Es más, la Biblia está llena de situaciones como esa. El propio Señor Jesús habló con una higuera y determinó que nunca más naciera fruto de ella y la higuera se secó (lee Mateo 21:18-20). En otra ocasión, el Mesías les dijo al viento y a las olas del mar que se calmaran y el mar se calmó (ve en Marcos 4:37-39). Cuando el sol se estaba ocultando, Josué estaba peleando contra sus enemigos, y por saber que si llegaba la noche entraría en desventaja, le dijo al sol y a la luna que se detuvieran. Y los dos astros pararon, hasta que el pueblo venció a sus enemigos (Josué 10:12-14). Sabemos que no es el sol ni la luna los que se mueven, sino la Tierra, es decir, con la palabra él hizo que ella se detuviera.

La Palabra de Dios muestra que todo en este mundo obedece Su voz porque fue Él quien creó todo. Entonces, para que veas lo sobrenatural en tu vida, necesitas aprender este secreto de la fe: la fe habla con lo sobrenatural y actúa en lo sobrenatural.

Del mismo modo, podemos actuar en las situaciones que enfrentamos y que parecen sin solución, eso es profetizar. Y, contrario a lo que erróneamente las personas piensan —que profetizar significa adivinar—, en realidad significa repetir lo que Dios dijo, creer en lo que Él dijo y determinar, pasar eso con convicción, con fe.

Por eso, por la fe, una persona puede, por ejemplo, hablar con una enfermedad para que salga de su cuerpo; puede determinar que el vicio salga de su vida; puede decirle a la deuda impagable que esta será quitada.

Cuando Dios le dijo al profeta que profetizara para los huesos secos a fin de que oyeran la Palabra del Señor diciendo que Dios haría entrar en ellos el Espíritu y entonces vivirían, estaba revelando lo que se tiene que cambiar en primer lugar en la vida de una persona: el espíritu. Él representa la mente y cuando cambia el espíritu, cambia la vida. Dios continuó describiendo lo que haría y lo que era para decirles a aquellos huesos: «Y pondré tendones sobre vosotros, haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y viviréis; y sabréis que Yo soy el Señor» (Ezequiel 37:6).

Ezequiel hizo exactamente lo que Dios ordenó y la Biblia relata que mientras él profetizaba hubo ruido, un bullicio con cada hueso juntándose al otro. Puedes imaginarte aquel ruido de huesos moviéndose, cada hueso buscando su lugar, uno buscando al otro, obedeciendo la Palabra de Dios y de ellos se levantó un ejército muy poderoso, como dice el texto. Entonces, ese ruido sobrenatural es lo que sucede cuando crees en la Palabra y das la orden. Y eso ocurre con personas que una vez eran «huesos secos» y hoy están llenas de vida, de fe, de alegría, con la familia restaurada porque escucharon la Palabra de Dios y creyeron, entonces, la Palabra les trajo vida a ellas. Entró el Espíritu en ellas y ahora son otras personas.

El Día de la Profecía en el Valle de los Huesos Secos

Tú, que consideras que tu vida está como un valle de huesos secos y quieres un cambio, anota esta fecha en tu agenda: el domingo 10 de septiembre será el Día de la Profecía en el Valle de los Huesos Secos. Ese día, se profetizará que todas las cosas que eran imposibles se materialicen para ti.

Participa especialmente a las 10 a. m. en el Templo de los Milagros: Av. Revolución # 253, col. Tacubaya, o bien, en la Universal más cercana.

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