«¿Por qué mi vida es un infierno?»

¿Cuántas serán las personas que se hacen esta pregunta? Quizá millones. Ahora, sobre el porqué, el obispo Franklin Sanches explicó el pasado domingo 20 de agosto que muchos no saben que se encuentran en un reino de miseria y opresión; este se trata del reino del diablo. Y aunque algunos vayan a una iglesia, eso no significa que la vida de uno cambia. Pues, para entrar al Reino de Dios, es necesario cumplir un primer paso…

Cambiando de reino

«Pero si Yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el Reino de Dios ha llegado a vosotros.» (Mateo 12:28).

«La primera cosa que tiene que suceder para que la persona pueda entrar al Reino de Dios es que los demonios que están actuando en su vida sean expulsados. Mientras no sea liberada de ellos, continuarán controlándola, y por eso ella hace exactamente lo que los demonios quieren. Hay personas que dicen creer en Dios, que son buenas personas y honestas, sin embargo, viven un infierno porque no han salido del reino del diablo. Pero Jesús dijo: “si Yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el Reino de Dios ha llegado”, ¿por qué? Porque una vez que los demonios salen y la persona decide entregarle su vida al Señor Jesús, entonces, el Espíritu Santo viene sobre ella. Y una vez que Él entre, ella podrá disfrutar un pedazo de cielo en esta vida, es decir, recibirá el Reino de Dios en su interior», refirió el obispo.

No obstante, lograr esto requiere que uno mismo elija dejar el pecado, confesarlo y dejar atrás el pasado. Al hacer esto, la persona estará dejando el reino del diablo e ingresando al Reino de Dios. «Es así de simple, no es complicado; lo difícil que es uno tome la decisión. Para transformar una vida, Dios no necesita mucho tiempo, pero, a fin de que Él pueda hacerlo, necesita que usted elija», agregó el obispo.

Sin embargo, el enfoque de la mayoría es ver la felicidad matrimonial, familiar y económica en sus vidas, olvidando la mayor necesidad de todas.

La conciencia que todos precisan

Antes de dirigirse hacia la Tierra Prometida, Dios le hizo a Moisés y al pueblo de Israel la propuesta de enviar un ángel para abrir sus caminos, pero Él no iría con ellos. Sin embargo, la respuesta fue: «Si Tu presencia no va con nosotros, no nos hagas salir de aquí. ¿Pues en qué se conocerá que he hallado gracia ante Tus ojos, yo y Tu pueblo? ¿No es acaso en que Tú vayas con nosotros, para que nosotros, yo y Tu pueblo, nos distingamos de todos los demás pueblos que están sobre la superficie de la tierra?» (Éxodo 33:15-16).

Al respecto, el obispo aclaró: «Vea la conciencia que Moisés tenía, sabía que todas las conquistas se iban a perder, que eran pasajeras y que, sobre todo, no le darían paz. Usted puede ganar todo el dinero del mundo, pero no le dará paz. Mucha gente tiene dinero, pero no una buena noche de sueño, son alcohólicas, incluso sus matrimonios y su familia no están bien. Esa es la conciencia que usted debe tener, de que nada vale la pena sin la presencia de Dios. Pues ella es lo más valioso que puede existir, ya que le dará paz, le guiará, le sostendrá, le fortalecerá y le librará del mal».

Y no solo eso, como ya se dijo, cuando recibe el Espíritu Santo, usted entra al Reino de Dios y, por lo tanto, su vida será abundante. Pero no se refiere a la riqueza económica o de otros aspectos de la vida, sino que uno vive pleno y feliz. Claro que surgirán problemas y dificultades, pero eso no significa que ahora el problema está en su interior. Sino que estando usted en el Reino de Dios, tiene la certeza de que vencerá cada lucha.

Para finalizar, el obispo añadió que la presencia de Dios en su interior hace que las personas que Lo reciben se distingan: «Eso se nota por sus ojos, manera de ser y porque transmitirá paz y alegría en donde esté. Quienes estén a su alrededor verán que usted es diferente. Imagínese a las personas que estaban cerca de Jesús, ellas no querían soltarlo, y no era porque hacía milagros, sino porque Él les daba paz. Y eso es lo que Él quiere para usted, que renuncie al reino del diablo para que pueda entrar a Su Reino. Es su decisión y nadie puede tomarla por usted».

Lee también: ¿Qué pasará cuando llegue esa hora?