¿Por qué da una parálisis facial?

La parálisis facial o parálisis de Bell provoca debilidad repentina y temporal en los músculos faciales y es una de las causas más frecuentes de discapacidad crónica.

De acuerdo con el portal Medline Plus, es una afección en la cual el nervio facial resulta inflamado y un accidente cerebrovascular puede causarla comprometiendo otros músculos del cuerpo, que también pueden resultar afectados.

“Entre los problemas más comunes en la parálisis facial es que la circulación del nervio se ve afectada, tanto arterial como venosa […] Una de las causas de la enfermedad son los cambios de temperatura bruscos. También es causada por virus o bacterias como herpes, sarampión, influenza, o enfermedades infecciosas virales; por estrés, debido a los altos niveles de cortisol o por traumatismos”, explicó el doctor Javier Eduardo Moreno Ramos, médico y cirujano por la Universidad del Cauca y Especialista en Terapias Alternativas.

Según Moreno Ramos, el tratamiento debe ser individualizado de acuerdo a la causa del problema y debe verse en cada paciente lo que le ocurrió para así poder solucionar las consecuencias rápido.

Se recomienda consultar al médico de inmediato cuando existe debilidad o entumecimiento en la cara, dolor de cabeza intenso, crisis epiléptica o ceguera. El tratamiento debe ser individualizado de acuerdo a la causa del problema

“Me tenía que conformar con vivir enfermo”

“Tenía un problema en el sistema nervioso central que me hacía vivir ansioso y en soledad. Después de algunos estudios, el diagnóstico confirmó que sufría una parálisis fácil y debía tomar medicamentos de por vida, pero no para sanar, sino para frenar el avance de la enfermedad y convivir con ella.

Comer, tomar agua o hablar era una angustia para mí. No podía relacionarme con las personas, me sentía solo y, al ver que no había solución, llegué a pensar en el suicidio. Por si fuera poco, escuchaba ruidos extraños, veía sombras anormales y el insomnio parecía no tener fin.

Cuando en el Centro de Ayuda Universal escuché que sí había una salida, perseveré con fe para sanarme. Poco a poco, noté que los dolores iban desapareciendo hasta que me curé de todo.

Mi sistema nervioso se encuentra en perfectas condiciones; de hecho, los doctores se sorprenden por mi recuperación y porque ahora realizo sin problema lo que antes me costaba tanto trabajo.

Dios me sanó, me liberó, me dio paz y alegría”, Julián Ramos.

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